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Vol 1. Capítulo 12. Confianza.

"No tienes que vivir tu vida según las ideas de los demás".

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Shen Yi se dio cuenta de que algo iba mal cuando su madre fue a verlo al hospital.

Aunque había pensado que su madre se tomaría la molestia de venir a visitarle cuando se enterara del incidente, no esperaba que fuera de esta manera.

—¡¿Cuántas veces te he dicho que no te metas en problemas?! ¿No puedes escucharme en nada? —Gu Lan entró en la sala y gritó en un tono casi gruñón: —¡¿Sabes cuánto tiempo he perdido ocupándome del desastre que has dejado?!

Shen Yi agachó la cabeza, inconscientemente enterró las uñas de sus dedos en la palma de su mano y se rascó hasta dejar hileras marcas poco profundas, pero su rostro era inexpresivo.

—Es mi problema, no te debería importar. Y ya estoy en el hospital, cálmate.

Sólo entonces Gu Lan exhaló profundamente, conteniendo un poco su estado casi frenético.

—No quiero estar al mando, pero ¿quién me ha pedido que sea tu madre y tenga la obligación de criarte?

—Hoy, cuando tu profesor me llamó, también estaban allí el profesor y los padres del otro joven, ya he arreglado el asunto de la compensación con ellos. Esta vez está arreglado, ¿pero que pasará la próxima vez que no puedas dejar que mamá te ahorre algún disgusto?

Shen Yi parecía desconcertado:

—¿Compensación? ¿Por qué deben ser compensados?

—¿No le pegaste tú primero? Si no pagas una compensación, ¿cómo se va a resolver este asunto? ¿Sabes cómo se habla ahora de ti en tu escuela?

Es mejor no seguir hablando de ello, porque cuando lo mencionó, Gu Lan apenas pudo calmar sus emociones y se agitó.

—No importa. Te equivocaste, puedo dejarlo pasar, pero ahora estás en tu segundo año de secundaria. ¿No sería mejor terminar tus estudios en uno o dos años e ir a una buena universidad? ¿Por qué causas problemas en la escuela todo el día y molestas a tus profesores y compañeros de clase?

—¿Cómo lo discutieron? —Shen Yi frunció el ceño y explicó: —Yo empecé la pelea por el golpe, pero la culpa no es mía, fueron ellos los que primero...

Antes de que Shen Yi pudiera terminar su frase, Gu Lan interrumpió impaciente:

—No entiendo tu naturaleza impulsiva e irritable. ¿Es tan difícil admitir que estás equivocado?

—Así que has venido, no para ver mis heridas, sino para ayudar a unos desconocidos a acusarme, prefieres creer en las habladurías de los demás que conservar algo de confianza en mí, ¿es eso cierto? —Shen Yi preguntó en tono frío.

—Sólo quiero que afrontes tus errores con honestidad, eres muy inmaduro mentalmente, ¿cómo podré estar tranquila de entregarte la empresa en el futuro?

—Entonces no me la des. De todas formas no me interesa. ¿No es precioso tu tiempo? No lo desperdicies con un hijo inútil, vete.

—Tú... —Gu Lan estaba furiosa, señalando a Shen Yi, sin poder hablar po mucho tiempo, finalmente, sólo pudo tomar su bolsa de la cama del hospital, abrió la puerta y se fue.

Y fue sólo después de que ella se fuera, cuando Shen Yi, que había estado agachando la cabeza, finalmente la dejó caer.

Abrió su celular y miró el foro que rara vez leía.