Siete

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El rubio observa con atención como el caballero de los gemelos Kawata se roba fácilmente a Maeko en una conversación cómoda.

Takemichi se encontraba un espacio atrás de ellos junto los hijos del duque Kawata, que tampoco sabían como comenzar una plática con el más joven.

Hanagaki abraza su propio cuerpo con inseguridad, no tenía tantas ideas positivas sobre Souya y Nahoya debido al pasado que tuvo su personaje con aquellos chicos.

Se siente confundido, las palabras de su madre, "Los hermanos Kawata y Haitani te eligieron para su propio baile pero esa semana te habías enfermado" Y todo lo que está pasando no le ayuda a arreglar su mentalidad.

Es como una clase de rompecabezas, y él es un genio en esa actividad, pero, ¿Por qué este mismo se le dificulta tanto? Hay demasiadas piezas que no encajan con las demás.

Nahoya se aclara la garganta, sus ganas de hablar con el contrario eran impresionantes, pero su iniciativa era poca. Por otra parte, Souya estaba completamente acabado, sin tener tema de conversación y con el deseo de charlar con el rubio atascadas en su garganta.

Hasta que el sonido de un bostezo dulce interrumpió el silencio, los quejidos leves quienes prevenían de una enorme bolsa que estaba en la espalda del rubio, el cual entrecerró los ojos al olvidarse del cachorro que se encontraba escondido y hasta ahorita, no se había despertado.

Y Smiley, por supuesto, aprovechó la situación.

- Heyy, Hanagaki. ¿Qué cargas en esa bolsa? - Pregunta mordiéndose la lengua, esperando que  pueda crear por lo menos una corta conversación con el más pequeño.

El contrario, pareció tensarse.

- Es solo una mercancía que recibí en una de las tiendas, Smiley. - Responde con desgano, de verdad que no tenía ganas de charlar con el dúo, y mucho menos con el de cabello salmón.

Un tic apareció en el rostro del mayor al escuchar como su apodo fue vocalizado por el rubio, nunca le interesa que le llamen así, pero ¿Por qué se sintió... molesto?

- ¿Podemos verla? Claro, si te sientes cómodo. -

Hanagaki, aun con la tensión en su cuerpo observó su bolsa con recelo, sus pensamientos se enredaban en el pasado, pero la curiosidad que despertó el gemelo mayor en el era dificil de ignorar.

El chico suspiró antes de abrir un poco la maleta, donde el hocico del cachorro se asomó olfateando el alrededor.

- Solamente es... una nueva mascota. - Buscó las palabras correctas para describir la situación aunque involucrara la mentira.

Sonrió debilmente, a medida que el cachorro se hacía mas visible más era la intensidad y curiosidad de los gemelos.

Souya, el cual estaba mayormente perdido en sus pensamientos se enderezó, el animal era muy precioso y raro en su especie, recuerda haber leído de ellos en un libro, pero pensaba que estaban extintos.

- Es muy lindo, ¿Lo vas a entrenar? - Preguntó en un hilo de voz con esperanza de que la conversación fluyera.

- Así es, tal vez pueda usarlo como guardaespaldas. - El menor soltó una risa.

Nahoya al notar el esfuerzo de su hermano, no pudo evitar ver la oportunidad de acercarse al Hanagaki frente a sus ojos, sin embargo estaban todavía en territorio frágil por lo cual no puede desaprovechar la situación.

Aunque los mellos sean personas temidas, tienen su parte suave que solo ha sido vista entre ellos o con sus amigos, desde que eran pequeños habían conocido al hanagaki, pero sus deberes reales fueron poco a poco destruyendo sus encuentros.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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𝐄𝐥 𝐞𝐱 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐩𝐫𝐨𝐭𝐚𝐠𝐨𝐧𝐢𝐬𝐭𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora