El sol de la tarde filtraba sus rayos a través de las ramas del enorme roble que dominaba el jardín trasero de la casa de Leandro, creando patrones danzantes sobre el césped. El calor del verano se sentía en el aire, pero bajo la sombra del árbol, el ambiente era fresco y acogedor. Este lugar había sido el refugio de Leandro y Yoon desde que eran niños, un santuario donde los sueños y la realidad se mezclaban en una armonía perfecta.
Leandro, con su cabello oscuro y ojos llenos de una mezcla de nostalgia y esperanza, se encontraba recostado contra el tronco rugoso del roble. Sus dedos jugaban distraídamente con una brizna de hierba mientras miraba el cielo a través de las hojas. A su lado, Yoon, con su cabello despeinado por el viento y su mirada determinada, lanzaba piedras planas al río cercano, intentando hacerlas saltar sobre el agua.
"¿Recuerdas la primera vez que intentamos construir una casa en el árbol?" preguntó Leandro, rompiendo el silencio con una sonrisa que reflejaba tanto alegría como melancolía.
Yoon rió, un sonido profundo y cálido que siempre lograba reconfortar a Leandro. "Claro que sí. Terminamos cayéndonos más veces de las que subimos, pero fue divertido. Aunque nunca logramos terminarla."
Leandro asintió, su mente vagando por aquellos días despreocupados. "Sí, eran buenos tiempos. Todo parecía más simple entonces."
Los dos amigos compartían una historia llena de aventuras infantiles: exploraciones en el bosque, carreras en bicicleta por caminos polvorientos, y noches en vela hablando de sus sueños y miedos bajo un cielo estrellado. Habían compartido risas y lágrimas, victorias y derrotas, construyendo un vínculo que solo se fortaleció con los años.
El silencio se instaló entre ellos, cómodo y familiar. Era un silencio lleno de recuerdos compartidos y sueños no dichos. Ambos sabían que su relación había empezado a cambiar, especialmente después de la pubertad. Las miradas furtivas, los roces accidentales y los latidos acelerados de sus corazones eran indicios de sentimientos más profundos.
Leandro recordaba claramente el día en que se dio cuenta de que su afecto por Yoon había evolucionado. Habían estado jugando en el río, como solían hacer durante los calurosos días de verano. Yoon, empapado de pies a cabeza, había lanzado una carcajada cuando Leandro cayó accidentalmente al agua. En ese momento, mientras la luz del sol jugaba sobre el rostro de Yoon, Leandro sintió una punzada en el pecho, una mezcla de alegría y temor que nunca antes había experimentado.
Desde entonces, cada interacción con Yoon había estado cargada de una nueva intensidad. Los abrazos eran un poco más largos, las miradas un poco más significativas, y cada sonrisa compartida parecía contener un mundo de sentimientos no expresados.
"Leandro, he estado pensando en algo," dijo Yoon, rompiendo el silencio de nuevo. Sus ojos, siempre llenos de determinación, ahora mostraban un atisbo de duda.
Leandro giró la cabeza para mirarlo de frente, sus ojos encontrándose con los de Yoon. "¿Qué pasa, Yoon?"
Yoon tomó una respiración profunda, como si estuviera reuniendo todo su valor. "Nos estamos haciendo mayores. Pronto tendremos que tomar decisiones importantes sobre nuestro futuro. Y no puedo dejar de pensar en cómo sería la vida si... si estuviéramos juntos, de verdad."
El corazón de Leandro dio un vuelco. Había soñado con esas palabras, pero escucharlas en voz alta hacía que todo pareciera más real y aterrador. Sabía que su familia nunca aceptaría su amor por Yoon. Su padre ya había empezado a hablar de un matrimonio arreglado con un omega de una familia adinerada.
"Yoon, sabes que te quiero, pero mi familia nunca lo aceptará. Ya tienen planes para mí," dijo Leandro, su voz cargada de tristeza. Las palabras salían con dificultad, cada una de ellas pesando en su corazón.
Yoon se acercó más y tomó la mano de Leandro entre las suyas. Sus manos eran cálidas y fuertes, ofreciendo un consuelo silencioso. "No me importa lo que diga tu familia. Haré todo lo que esté en mi poder para estar contigo. No dejaré que decidan por nosotros."
Leandro sintió una mezcla de esperanza y temor. Sabía que Yoon hablaba en serio, pero también entendía las dificultades que enfrentarían. Las expectativas y normas sociales eran barreras imponentes, pero en ese momento, bajo el roble que había sido testigo de su amistad y su incipiente amor, decidió aferrarse a la esperanza.
Los días que siguieron estuvieron llenos de una tensión silenciosa. Leandro intentaba mantenerse fuerte, pero cada encuentro con su familia era un recordatorio constante de la brecha entre sus deseos y las expectativas de su padre. Una tarde, su padre lo llamó a su despacho. La habitación, decorada con muebles de caoba y cuadros de antepasados, siempre le había parecido intimidante. Esta vez no era diferente.
"Leandro, necesito hablar contigo sobre tu futuro," dijo su padre, sin preámbulos. Su voz era autoritaria, una cualidad que Leandro había aprendido a respetar y temer.
Leandro se sentó en una silla frente al escritorio, sintiendo un nudo formarse en su estómago. "Sí, padre. ¿De qué se trata?"
Su padre lo miró fijamente, su expresión severa. "He arreglado una reunión con la familia Pérez. Su hijo, Alonso, es un omega de buena familia y sería una unión beneficiosa para ambos. Es un joven educado, y su familia tiene una posición considerable en la sociedad."
Leandro sintió cómo su corazón se hundía. "Pero padre, yo... no estoy seguro de que eso sea lo mejor para mí."
Su padre frunció el ceño, su mirada dura como el acero. "No se trata solo de ti, Leandro. Es una cuestión de honor y responsabilidad. Nuestra familia necesita esta alianza. No quiero escuchar más objeciones."
Leandro salió del despacho sintiéndose atrapado. Sabía que oponerse abiertamente sería inútil y posiblemente dañino. Necesitaba encontrar una manera de resistir sin deshonrar a su familia.
Mientras tanto, Yoon no permaneció inactivo. Sabía que la única manera de estar con Leandro era demostrando que podía ser un igual a los ojos de su familia. Comenzó a trabajar más duro que nunca, tomando varios trabajos para ahorrar dinero y demostrar su valía. Pasaba días enteros trabajando en el mercado, cargando cajas y ayudando a los comerciantes, mientras las noches las dedicaba a planificar y pensar en soluciones.
Una noche, se reunió con Leandro en su lugar secreto, un claro en el bosque donde solían escaparse de las responsabilidades y preocupaciones. El claro estaba iluminado por la luz suave de la luna, creando un ambiente casi mágico.
"Leandro, he estado ahorrando todo lo que puedo. No será fácil, pero encontraremos una manera de estar juntos. No dejaré que te cases con alguien a quien no amas," dijo Yoon, su voz firme y decidida.
Leandro lo miró, sus ojos llenos de gratitud y amor. "Sé que harás todo lo posible, Yoon. Y yo también lucharé por nosotros. No permitiré que nos separen sin pelear."
Se abrazaron, sintiendo el calor y la fuerza del otro, sabiendo que el camino por delante sería difícil pero dispuestos a enfrentarlo juntos. El roble, testigo silencioso de su amor y determinación, parecía susurrar palabras de aliento con cada brisa que pasaba entre sus hojas.
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Bajo la Sombra del Roble
RomansaEn un mundo donde los lazos de sangre y las expectativas sociales dictan el destino de los individuos, el amor encuentra formas inesperadas de florecer. "Bajo la Sombra del Roble" es una conmovedora historia ambientada en un universo omegaverse, que...