Prólogo - M

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2 Meses atrás...

Despertarse con una resaca no era extraño, claro que no, lo extraño en este caso fue abrir los ojos y darse cuenta que no era la habitación de su departamento o de la habitación que le fue designada en el complejo para pilotos.

No había nada que le pareciera familiar. Lo peor se reducía en no recordar cómo terminó ahí. Tal vez tardó mucho tiempo mirando a la nada, que el sentir a alguien más, le sorprendió haciendo que lentamente girara para ver quien era aquella persona.

Lo ocurrido entre Carlos y Charles lo dejó tan escéptico a ese tipo de situación que al mirar el rostro de una chica durmiendo a su lado, inmediatamente revisó si tenía ropa puesta, y se alegró verse vestido.

Las incógnitas en su mente se trataron en saber su identidad y cómo ella terminó ahí. Deseaba que no se tratara de una fanática loca. Por lo que, lo primero que hizo consistió en levantarse de la cama esperando que la chica continuara durmiendo, así tomar el teléfono con el fin de saber en dónde estaba.

Solo que sus cosas no se encontraban a la vista, tenía que buscarlas y, ante lo pequeña que resultaba la habitación, claramente no estaban ahí.

Rogó que no hubiese nadie más en tanto salió de la habitación, dando con un pasillo y más puertas a lo largo de este; desde el umbral miró de nuevo hacia la cama donde yacía dormida la joven, quedándose ahí perdido en sus pensamientos, buscando alguna respuesta ante su paradero.

Tenía la mente echa un caos con miles de pensamientos, buscando un mísero registro para haber llegado a ese lugar, con aquella persona que le seguía siendo una total desconocida, pero la cantidad de luz solar que ingresar en la sala (gracias a las grandes ventanas) le dejó deslumbrado, por lo que tuvo que llevarse una mano frente a su rostro con el fin de proteger sus ojos hasta adaptarse a tanta claridad.

Una vez hecho, inspeccionó el lugar, era un tanto sencillo, pero elegante. No tuvo que buscar mucho, pues las llaves, teléfono y cartera se encontraban sobre una mesita de cristal.

Por la claridad del sol deducía que era mediodía, y que el resto de la parrilla o su escudería debería estar muy preocupado. Claro, asumiendo que no pensaran en que hacía maratón de alguna serie.

Al encender el móvil se dio cuenta de dos cosas, la primera era que su teléfono tenía tan solo 10%, y la segunda, que existía un sinfín de llamadas perdidas, así como mensajes, siendo la mayoría de parte de Christian y el resto de los demás, incluso había un par más reciente de sus hermanos.

(Charles) Max realmente estoy preocupado, por favor contesta tan pronto veas esto.

(Victoria) Max Emilian Verstappen mi madre está a punto sufrir de un infarto, porque no das señales de vida. Será mejor comunicarte en cuanto veas el mensaje o declárate hombre muerto.

Tan pronto vio aquellos dos mensajes decidió que llamarles era mejor para decirles que estaba bien, que pronto llegaría a casa. Pero en ese instante su teléfono empezó a sonar, señalando que era una llamada de nada más y nada menos que uno de ellos.

No lo pensó dos veces y respondió.

—Charles...

—¡Max! ¡Qué bueno que contestas! Estaba preocupado. Dime que no estás en un hospital o en una estación policiaca o...

La rapidez en que se expresaba denotaba la profunda preocupación a él, resultándole un tanto abrumador para el castaño.

—Charles, Charles para —externó de golpe—. Estoy bien, aunque sinceramente no sé en dónde estoy. Dile a los demás que iré tan pronto lo sepa, por ahora tengo que colgar, mi teléfono no tiene batería. Deja de preocuparte ¿De acuerdo? No quiero que a mi sobrino le pase algo por mi causa.

—Cuídate, por favor.

—Lo haré, nos vemos más tarde.

Colgó y dejó salir un suspiro antes de percatarse que había alguien en el pasillo, y en cuanto la miró, ella corrió huyendo de él. Claramente Max quería respuestas y las iba a conseguir, así que antes de que ella cerrara la puerta él lo impidió atascando su pie entre la puerta y el marco, luego empujó lo suficiente para abrirla, pudiendo apreciar el rostro de la chica

Un rostro sumamente agradable a la vista de cualquiera, solo que en sus ojos se mostraba una extraña mezcla de miedo y emoción.

—¿Quién eres y qué hago aquí?

Fue lo primero que dijo tratando de mantener la cabeza lejos de pensamientos acerca de cómo ella lucía muy familiar. Mientras que la joven lo miró un momento más antes de responder con la vista al suelo.

—Pensé que lo recordarías Max, pero veo que los años te hicieron olvidarte de mí.

Definitivamente aquello lo dejó descolocado.

—¿Recordar?

Efectivamente su rostro le era familiar, aunque en su cabeza no encontraba de dónde, al menos fue así hasta vislumbrar una posible respuesta en la que incluso lo forzó a retroceder incrédulo.

—¿K-Kelly? ¿Kelly Piquet?

My relationship is with...   [Chestappen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora