4. tan solo (benja domínguez center)

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Benjamín amaba dos cosas después de su familia. Jugar al fútbol y a sus mejores amigos.

- Gen: Benjamín Domínguez + Ignacio Miramón + Alan Lescano.

- Tags: angst, fluff, fic introspectivo, childhood friends, bittersweet ending, 3k.

- Comisión escrita para @piojodelicha 💝


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Benjamín amaba dos cosas después de su familia. Jugar al fútbol y a sus mejores amigos.

Los días solían ser soleados y extremadamente brillantes, incluso cuando el cielo se tapaba de nubes y La Plata amenazaba con venirse abajo de tanta agua que estaba a punto de caer. Pero en su mente, eso no era algo malo. Porque tenía a su familia y especialmente a sus amigos y el fútbol.

Mientras se calzaba las medias y los botines para arrancar el entrenamiento de todas las mañanas, buscó a uno de sus mejores amigos con la mirada. Lo encontró sentado en su cubículo, completamente enfrascado en su celular, sonriéndole a la pantalla como un boludo. Para Benjamín, Nacho ya tenía esa cara de boludo, pero de boludo bueno, y siempre se lo recordaba con cariño y Nacho sonreía, dándole toda la razón.

En ese momento, Benjamín estaba seguro de que justo estaba leyendo un mensaje que le había mandado esa chica que le gustaba desde antes de terminar el secundario, esa que acarreaba su corazón en las manos y lo tenía en las nubes de manera constante. Nacho raras veces no le contaba algo, pero con esa chica solo le había dicho lo mínimo e indispensable: era ex compañera del colegio y le gustaba desde que tenía quince.

Benjamín le dijo que no lo dudara, que era jugador de fútbol profesional y, a pesar de la tremenda cara de boludo, la mina lo iba a adorar porque hacerse querer fácilmente era uno de sus tantos talentos. Los cachetes de Nacho se pusieron rojos, pero al momento de hacerse el ofendido, envolvió a Benjamín en un abrazo apretado y fuerte a modo de agradecimiento.

Dale para adelante, le dijo Benjamín en el oído. Dale para adelante y llevate todo puesto, como siempre.

Así que Benjamín quería creer que eso era lo que estaba haciendo precisamente.

De su lado izquierdo, le llegó una patadita al gemelo por parte de otro de sus mejores amigos, Alan. Benjamín lo miró y se lo encontró con una sonrisa burlona mientras señalaba a Nacho con una mirada. Levantó una mano e hizo montoncito, como diciendo ¿qué hace ese boludo?

—Está enamorado —fue lo único que dijo Benjamín. Lo que no sabía era que decía la verdad, pero a medias.

—Fua, un boludazo —dijo Alan con la sonrisa intacta, pero cargada de cariño.

Alan era un poco más duro y cerrado, raras veces se le escapaba algo muy personal, pero Benjamín podía decir que de los tres, era el que más entendía cómo funcionaba la vida real. Nacho y Benjamín preferían más el boludeo, se regían por el lema «la vida es corta y una sola» y a veces se mandaban cagadas grosas por eso. Eran pibes responsables, después de todo eran adultos, pero a veces, el hecho de hacer todo juntos los convertía en nenes que apenas sabían lo que estaban haciendo. Divertirse juntos y sanamente era parte de su lema de vida también.

Eran ellos dos una de las razones por las que los días siempre parecían soleados para Benjamín. Entrenaban toda la semana a la mañana —excepto los días de descanso que a veces les brindaban— y siempre terminaban en la casa de alguno de los tres, jugando a la Play, mirando una peli boludísima —Nacho siempre elegía ¿Qué pasó ayer? y Alan soltaba el quejido más eterno— o se quedaban dormidos hablando de todo y de nada, agotados por entrenar en la lluvia o abajo del sol.

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