23/07/2023. Rosario Central vs. River Plate. Dos rivales intercambian camisetas.
- Ship: Pablo Solari/Alejo Véliz.
- Tags: smut, oral sex, anal sex, facials, anal fingering, one night stands, 3k.
- Comisión #7 escrita para mariposapontiac 💕
-
Uno de los chicos de Rosario Central le había pedido la camiseta al final del partido y Pablo había respondido que lo arreglaban en el túnel. Pero apenas sintió una mano en su nuca y el calor agobiante de otro cuerpo pegarse al suyo, Pablo estaba seguro de cómo iba a terminar esa noche.
Alejo Véliz era un chico muy insistidor, en la cancha y después descubriría que fuera de ella también. Tenía mucha energía contenida que no dudaba en gastar con sus habilidades. Era rápido, ágil, buen definidor y bastante elegante con una pelota en sus pies. A Pablo le había costado un poquito concentrarse durante el partido por haber desviado la mirada hacia él más de una vez.
Por suerte, después del primer gol de Pablo, a Alejo lo habían sacado de la cancha. Fue en ese poquito más de diez minutos que Pablo pudo enfocarse al cien por ciento en lo que tenía que hacer. El partido terminó con una igualdad de tres goles, pero Pablo había rescatado ese mismo empate a lo último con lo poco que le quedaba de energía.
Con el partido ya como un tema aparte, Pablo se dejó envolver por el calor de ese chico que no lo había dejado pensar con claridad en todo el partido. Se lo encontró de golpe cuando se dio vuelta y sus brazos rápidamente rodearon esa cintura angosta que llevaba un conjunto de colores bastante cuestionables para él. Pablo se sintió medio en offside, como agarrado por sorpresa, pero trató de actuar como si ese contacto directo no le hubiese afectado.
—¿Hacemos cambio? —le preguntó Alejo en un murmullo casi indescifrable y Pablo pudo escucharlo solo porque estaba pegado a él.
Pablo asintió levemente con la cabeza y Alejo lo dejó ir para que siguiera saludando a sus compañeros y a los muchachos de Rosario. Enzo, quien lo había asistido para ese gol agónico a lo último, le rodeó los hombros con los brazos y lo felicitó por sus esfuerzos, pero Pablo solo podía escuchar la voz de Alejo y ver su espalda mientras se alejaba.
El delantero se dejó abrazar por todos sin ningún problema, pero siempre buscaba con la vista a Alejo. Había algo que no dejaba de llamarlo de él, una atracción intensa que necesitaba descubrir por qué era, más allá de que a Pablo le gustaran los pibes de sonrisa dulce y que siempre parecían pedir permiso y decir gracias aunque fuera innecesario. A Pablo le gustaban mucho de esos porque eran los que más lo volvían loco en la cama.
El barullo del túnel no lo desconcentró. Seguía recibiendo palmadas en la espalda, caricias en la nuca —que no eran de quien quería— y abrazos furtivos. Miró para todos lados, entre la ráfaga de camisetas de color amarillo y azul, pero no lo encontró.
Pablo pegó un salto y se deshizo en un temblor cuando le rodearon la nuca y esta vez sí fue de la manera que quería. Se dio vuelta para encontrar a Alejo con su camiseta hecha una pelota en la mano, con el corpiño GPS todavía puesto y los shorts un poco más bajos de lo que deberían estar, revelando mucha piel acaramelada. Pablo hizo todo lo posible para mirar disimuladamente y después volver sus ojos a la cara del chico, que sonreía suave e inocentemente, como si no se hubiese dado cuenta de las intenciones de Pablo.
—Tomá la mía —dijo Alejo, levantando la mano que sostenía la camiseta.
Pablo se mordió el labio y se tomó todo su tiempo para sacarse la camiseta. Alejo primero miró para otro lado, como buscando darle privacidad, pero cambió de idea cuando se dio cuenta de que veía cómo otros hombres se desvestían adelante de él todos los días.
