Capitulo IV: Llegada de la Nave

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Una gran Nave Negra de la Sagrada Inquisición salió de la disformidad, con la misión de purgar un mundo perdido. Esta misión había sido asignada al Inquisidor Baasa Karim, el más joven de la Inquisición. Aunque eso no significaba que pareciera joven, su apariencia decia lo contrarió. Debido a una tormenta disforme, les tomó mucho tiempo de tardanza, pero finalmente llegaron a su destino. Sin embargo, lo que encontraron fue muy diferente de lo que esperaban. El Inquisidor Baasa se quedó sin palabras ante lo que tenía frente a sus ojos. El planeta tenía abundante vida. Sus aguas y tierras, una vez corrompidas por la energía disforme, habían recuperado su vida original. El Inquisidor miró confundido aquel planeta verde. Ese mundo debería haber sido consumido por las fuerzas demoníacas en el tiempo transcurrido.

- ¿Cómo es esto posible? - Se preguntó el firme hombre de mano de metal - Seguramente el Administratum se equivocó y me enviaron a otro planeta. Sí, debe ser eso.

Un hombre bajo le preguntó:

- ¿Cuáles son sus órdenes, Señor Inquisidor?

Baasar salió de sus pensamientos y volvió a adoptar su mirada seria.

- Envíen naves de exploración al planeta - dijo mientras volvía su mirada al planeta -. Quiero asegurar que no sea una trampa.

De la enorme Nave Negra, se lanzaron las naves de exploración que descendieron al planeta. Al poco tiempo, un hombre con una horrible cicatriz se acercó al Inquisidor para informarle:

- Las ciudades han sido destruidas casi por completo. Las naves hallaron rastros de destrucción por todas partes. Sin embargo, la ciudad capital parece ser una excepción. Tiene daños menores, detectamos fuentes de calor de seres vivos y sus defensas parecen funcionales.

Es una pena que no se pueda utilizar el Exterminatus, pensó Baasar, aunque eso solo era por en momento. Tenía que saber lo que sucedió.

- Contacta con la capital inmediatamente y solicita que el Gran Inquisidor Baasar Karim quiera hablar con el gobernador de este planeta.

Aquellos hombres y mujeres encargados de la comunicación siguieron sus órdenes sin dudar. Mientras tanto en el planeta, el gobernador se relajaba con una copa de vino en su oficina, intentando evitar el estrés. Después de todo, pasó meses trabajando para reconstruir lo destruido y merecía un pequeño descanso. Aunque apenas había logrado completar una pequeña parte de todas las cajas con papeleo. Mientras bebía hasta saciarse, su Servocráneo se acercó y anunció la llegada de la nave de la Inquisición. El gobernador escupió el vino y se levantó rápida y torpemente.

- Maldita sea... ¡No tuve tiempo para pensar! ¿Cómo le explicaré todo lo sucedido?

La comunicación del Gobernador y el Inquisidor se llevó a cabo. No de manera presencial, sino a través de pantallas. Mientras Konstantin hablaba desde su oficina, Baasar lo escuchaba desde su camarote. Este último escuchaba las nerviosas palabras del gobernador.

- Señor Inquisidor, permítame explicarle de mejor man...

- ¡Basta! - Exclamó impaciente el Inquisidor - . Conozco el poder de los ángeles del Emperador. Pero... ¿Enfrentarse solo a los demonios más poderosos y vencer? Esa hazaña es imposible, incluso para uno solo.

El Inquisidor mostró la imagen del Slayer desde su pantalla.

- Además, según nuestra información, ese no es un marine espacial y no pertenece a ningún Capitulo.

El gobernador quedó sin palabras. Baasar continúo:

- Seré claro - Dijo inclinando su silla -. Este planeta ha caído en las garras de los demonios. Su creencia en un falso enviado es simplemente herejía.

- ¡Pero... somos leales al Imperio y al Emperador!

El Inquisidor lanzó duras palabras:

- Debería ahorrar sus palabras. Según mi punto de vista, este planeta ha caído en la herejía y debe ser purgado por el bien del Imperio.

El gobernador rogó que reconsiderara, pero fue en vano.

- Su mejor opción es no resistirse - Indicó el Inquisidor, señalando la imagen del Slayer - y aquel falso enviado se someta a la voluntad del Emperador.

El Inquisidor cortó la comunicación bruscamente. Ante esto, Konstantin entró en furia.

- ¡Cómo te atreves a hablar así a uno de los hijos del Emperador! ¡Maldito infeliz!

Al cortar la comunicación con Konstantin, el Inquisidor giró su mirada a un Caballero Gris que había estado escuchando todo el tiempo.

-¿Cuál es su opinión, Capitán?

El enorme marine salió de la oscuridad y se puso frente a la mesa del Inquisidor.

- La población fue engañada para creer en un supuesto Ángel que pretendía haber salvado este planeta. Es evidente que se trata de un engaño de los demonios.

- En ese caso, debemos erradicar a la población, descubrir y detener los planes de los demonios y ejecutar a ese falso enviado. ¿Estás de acuerdo?

- En casi todo, pero no en lo último. Necesito mantener vivo a ese individuo para fines de interrogatorio y estudio. Es bastante raro que ocurran este tipo de situaciones.

- Entiendo, así se hará. Enviaré mi fuerza de élite para su captur...

-No será necesario. Yo me ocuparé de esto con mis hombres.

El Inquisidor simplemente asintió fríamente al hombre de la formidable armadura.

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⏰ Última actualización: Jun 18 ⏰

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