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Desperté comúnmente como lo hacía todos los días, esta vez sin Mantecado, al parecer este se había levantado para lo que sea que él quería hacer.
Me sobé los ojos con sueño y solté un largo bostezo para luego levantarme de mi cama de un salto para animarme a hacer cosas diarias que hacía en las mañanas.
Hice lo de siempre; desayuné, me sepillé los dientes, me bañé, me vestí, cociné para Mantecado y acomodé algunas cosas que tenía en la casa.
Sin embargo hoy tenía trabajo que hacer, o más bien un pedido.
Me despedí de Mantecado con un beso y me fui al centro de Liyue, en una casa algo separada de la ciudad me esperaba una enorme mansión.
[...]
Llego a la mansión y como esperaba las puertas estaban protegidas por 2 guardias que eran hombres con armas, hice una referencia a los hombres y enseñé mi muñeca para que vean la marca que era yo. Estos asintieron e intentaron abrir la puerta.
!!!
Paré mi mano de inmediato, estos captaron el gesto de mi mano en forma de que pusieran atención alrededor, los miré sería y estos cerraron los ojos y asintieron.
— Siento que alguien nos vigila, actúen con normalidad — ordeno, estos en cambio asienten nuevamente sin decir nada y yo a reacción bajo la mano para que sigan.
Miro a mi alrededor y veo que no hay nadie, entrecerré los ojos un poco curiosa, pero lo dejé pasar por ahora.
Entré a la enorme casa y la vi con mucha atención, esta estaba muy bien decorada, como siempre. Vi a algunas sirvientas pero estas no hacían nada, simplemente se disponían a cuidar la casa o si recibían una orden, hacerlas.
Yo seguí mi camino hacia una especie de puerta que estaba cerrada, toqué la puerta segura y esta se abrió de inmediato dejando ver unas escaleras que daban hacia a bajo, yo las bajé sin dudar y entre a una sala donde había un hombre esperándome de una edad mucho más elevada que la mía, a pesar de no aparentarla lo era.
