De mis progenitores

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Mi relación paterno-maternal nunca ha sido muy buena. Mi padre, quien me engendró, hombre bajo y con una barriga de cervecero, hábil de palabras para engañar y hacer que todo quede a su favor, jamás estuvo presente en mi niñez. Leonardo, ése es su nombre.Aunque sabía de su existencia y él de la mía.
Jamás estuvo...
Mientras que por otro lado, Víctor, mi padre. Quien me crió y siempre estuvo para mí. Aquel que me vio crecer. De aspecto fuerte y rudo. Siempre una seriedad que lo caracterizaba. Fué quien me dió la enseñanza que necesite para ser hoy en día quien soy.
El mejor de los padres...
El merecía estar conmigo ahora...

Y mi madre, Yusmeri, aquella mujer que me tuvo en su vientre y me amamantó. Con su aspecto de pálido semblante y flaca (de ella mi contextura). Siempre se le dificultó estar presente como madre ya después de mis primeros años de vida. Su trabajo la obligó a separarse lentamente de sus seres queridos.

Y fué justamente así, como mis hermanos y yo crecimos en un ambiente distante. Donde padre y madre trabajaban para darnos todo, Pero no les quedaba tiempo para darse cuenta que no teníamos nada. Pues que es la vida sin el abrazo de una madre, o sin el consejo de un padre.

Crecí en éste ambiente. Frío. Lejano.

Y sólo por esto es que puedo estar agradecido.

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