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Ese día, Draco recibió una carta muy especial de su mamá Molly. Al abrirla, sus ojos brillaron al leer las palabras llenas de amor y cariño:

"Querido Dragoncito"
Espero que tengas la navidad más hermosa en Hogwarts ya que nosotros visitamos a Charlie. Celebren juntos, queridos Fred, George, Ronald, Percy. ¡Que la magia de la navidad llene sus corazones!

Con todo nuestro amor, Molly y Ginny Weasley

Draco, con una sonrisa radiante, compartió la nota con Fred y George, quienes mostraron una mezcla de alegría y sorpresa. Luego se la pasaron a Ron, quien se sonrojó y arrugó la nota.

Esa mañana de mediados de diciembre Hogwarts se descubrió cubierto por dos metros de nieve. El lago estaba sólidamente congelado y los gemelos Weasley fueron castigados por hechizar varias bolas de nieve para que siguieran a Quirrell y lo golpearan en la parte de atrás de su turbante.

Las pocas lechuzas que habían podido llegar a través del cielo tormentoso para dejar el correo tuvieron que quedar al cuidado de Hagrid hasta recuperarse, antes de volar otra vez.

Todos estaban impacientes de que empezaran las vacaciones. Mientras que la sala común de
Gryffindor y el Gran Comedor tenían las chimeneas encendidas, los pasillos, llenos de corrientes de aire, se habían vuelto helados, y un viento cruel golpeaba las ventanas de las aulas.

Lo peor de todo eran las
clases del profesor Snape, abajo en las mazmorras, en donde la respiración subía como niebla y los hacía mantenerse lo más cerca posible de sus calderos calientes.

—Me da mucha lástima —dijo Pershepone Malfoy, en una de las clases de Pociones— toda esa gente que tendrá que quedarse a pasar la Navidad en Hogwarts, porque no los quieren en sus casas.

Mientras hablaba, miraba en dirección a Harry. Crabbe y Goyle lanzaron risitas burlonas. Harry, que estaba pesando polvo de espinas de pez león, no les hizo caso.

Después del partido de quidditch, Malfoy
se había vuelto más desagradable que nunca. Disgustado por la derrota de Slytherin, había tratado de hacer que todos se rieran diciendo que un sapo con una gran boca podía reemplazar a Harry como buscador.

Pero entonces se dio cuenta de que nadie lo encontraba gracioso, porque estaban muy
impresionados por la forma en que Harry se había mantenido en su escoba. Así que Malfoy, celoso y enfadado, había vuelto a fastidiar a Harry por no tener una familia apropiada.

—¿A quien engaña? Dijo Draco —A el no lo quieren en su casa y aun así estará en su mansión por navidad

Harry rió bajo mientras Draco volteaba los ojos

Era verdad que Harry no iría a Privet Drive para las fiestas. La profesora McGonagall había pasado la semana antes, haciendo una lista de los alumnos que iban a quedarse allí para Navidad, y Harry puso su nombre de inmediato.

Y no se sentía triste, ya que probablemente ésa sería la mejor Navidad de su
vida.

Ron y sus hermanos también se quedaban, porque el señor y la señora Weasley se marchaban a Rumania, a visitar a Charles.

Cuando abandonaron las mazmorras, al finalizar la clase de Pociones, encontraron un gran abeto que ocupaba el extremo del pasillo. Dos enormes pies aparecían por debajo del árbol y un gran resoplido les
indicó que Hagrid estaba detrás de él.

—Hola, Hagrid. ¿Necesitas ayuda? —preguntó Ron, metiendo la cabeza entre las ramas.

—No, va todo bien. Gracias, Ron.

—¿Te importaría quitarte de en medio? —La voz fría y gangosa de Malfoy llegó desde atrás

—¿Estás tratando de ganar algún dinero extra, Weasley? Supongo que quieres ser guardabosques cuando salgas de Hogwarts…

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⏰ Última actualización: Jun 16 ⏰

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