La quinta Hokage

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Hinata ignora los cuchicheos que rodean al hospital de Konoha, el piso de consultorios se encuentra aglomerado por enfermeras y médicos, Hanare la había invitado junto a las demás a husmear y saber que estaba pasando en el lugar, pero para su desilusión ella tenía una consulta agendada de la cual tenía que ocuparse.

Ve la habitación C-17 que coincide con el parte médico que le fue entregado hace algunos minutos por una de las enfermeras encargadas del piso. Estaba segura que se trataba de su propio trabajo y se lo había dejado a ella al ser su subordinada, pero no importaba, de todas formas, se enteraría tarde o temprano de que estaba sucediendo en el hospital.

Cuando entra a la habitación distingue a su paciente, lamentablemente al ser una paciente nueva su parte médico no se encontraba completo con sus datos personales.

—Perdón por la espera —saluda— el hospital está aún escaso de personal desde el ataque a la aldea. Pido que perdone mi demora. —Hinata reverencia en forma de disculpa.

La joven mujer sentada en la camilla solo le sonríe un poco avergonzada pidiéndole que levante la cabeza—. No hay de qué preocuparse, entiendo lo difícil que puede ser trabajar como médico ninja. Aunque tú te ves un poco joven ¿Cuántos años tienes?

—Cumpliré 13 en cuatro meses. Acabo de recibir mi certificado de educación y ahora soy una interna en el hospital. —Hinata se para frente a la mujer y le extiende su parte médico— Por favor voy a tener que hacer una revisión completa para su expediente, si se encuentra incomoda o quisiera ser remitido a uno de mis superiores hágamelo saber. También necesitare que llene algunos datos con su información mientras la esté revisando.

La mujer asiente—. Adelante, confió en que tus superiores te hayan enseñado muy bien cómo hacer tu trabajo.

Hinata empieza con una revisión de rutina con sus signos vitales, peso y altura. No hay nada de qué preocuparse, la mujer parece ser la imagen de la salud. Toma algunas muestras de sangre y saliva para enviarlos a laboratorio como marca el protocolo.

—Necesitare que quede en ropa interior —ordena—. Puede usar el baño de la habitación si necesita un poco de privacidad.

La mujer niega antes de terminar de llenar su parte médico y dejarlo sobre la camilla—. No será necesario, cuando eres una kunoichi estás acostumbrada a desvestirte frente a los demás. Además, somos mujeres, espero que esto no te incomode.

Hinata no lo está, su yo de antes se hubiera avergonzado de ver a una mujer desnuda frente a ella, pero después de meses de ver cuerpos desnudos en la morgue se ha vuelto inmune.

Su paciente usa un kimono negro azulado con bordes blancos y un par de sandalias. Cuando se empieza a desvestir, bajo la manga de su brazo derecho Hinata observa como la mujer lleva un lanzador de agujas del cual luego se desprende. 

—Nunca fui bueno con los kunais, esto de aquí —explica apuntando hacia el objeto— es mi mejor arma.

Hinata le recuerda que el protocolo del hospital dictamina la prohibición de entrada de armas dentro del establecimiento a lo cual su paciente se disculpa sin verse muy arrepentida. Cuando examina el cuerpo de la mujer no puede evitar apreciar algunas viejas heridas ahora en forma de cicatrices que rodean su cuerpo, la que más llama su atención es una que cruza por su costado izquierdo que parecía reciente.

Está a punto de preguntar la naturaleza de su herida cuando la puerta de la habitación es azotada con fuerza haciendo que se ponga en guardia de inmediato. La persona responsable de aquel disturbio es una mujer de grandes pechos y cabello rubio que tan rápido como entra en la habitación cierra la puerta de la misma con una mirada furiosa en su rostro.

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⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

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