El limbo del pecador [Jeanette/Lucas] | WHO MADE ME A PRINCESS?

Epílogo

«¿Volverás a pecar?»

La labios agrietados de Lucas forman una sonrisa. Sus brazos encadenados y el dolor de sus rodillas escuecen su ser. Con la mirada al frente, aún cuando sus ojos estaban ciegos, Lucas responde firme hacía la voz reverberante.

–Dejaría todo con tal de volver a ver a Crístal.

Hubo un silencio y una especie de relámpago antes de que el suelo en el que Lucas estaba arrodillado se rompiera.

«Entonces, cumple tu promesa»

Ese último eco, resuena en su cabeza y lo hacen perder todo de sí, dejándose llevar hacía algún lugar desconocido sin importarle nada.

Crístal...

Si eso significaba poder volver a ver Crístal, Lucas aceptaría todo.

El crujido de la hojas moviéndose con el viento comienzan a entrar en el mundo interior de Lucas. Los rayos del sol de la tarde se cuelan entre las ramas y chocan directamente frente a él.

Como si lo hubieran despertado de un sueño profundo, su mente entumecida y su cuerpo se espabilan lentamente.

¿Hacía cuanto tiempo había estado durmiendo?

Me siento como la m*erda...

Piensa molesto al tener su cuerpo tan rígido.

El sol entrante de repente es cubierto y un olor a frutas del bosque inunda su nariz mezclándose con el aroma de la hierva y el agua.

Fue entonces, cuando sus ojos se abren que puede ver la causante de la sombra.

Y tan pronto puede verla, supo que era ella.

–Cr-Crístal...

Sus ojos seguían siendo tan hermosos como la última vez que los vió. Incluso si habían pasado siglos de eso y ahora los ojos de Crístal en vez de ser blancos eran azules, Lucas sabía que era ella.

Su amada y dulce Crístal... Se la habían devuelto al fin.

–¡Cielos! ¿Está bien? ¿Quién es usted?

La joven pregunta aturdida cuando es abrazada e inclinada por Lucas. El mago deja caer su rostro sobre la cabeza de la chica y olfatea el olor de su cabello ahora castaño, sintiéndose en la gloria.

Ella no lo recordaba, pero ¿qué importaba eso? Había tanto tiempo para hacer volver a Crístal su compañera. Ahora, solo le importaba que ella estuviese allí.

–Me alegro tanto de que estes bien, Crístal.

El nombre de la joven que Lucas abrazaba era Jeanette. Y aunque ella no entendía exactamente que sucedía con el  hombre extraño, no lo apartó, solo porque su corazón sintió una calidez indescriptible juntándose con la sensación de estar llena otra vez.

Como si ahora todo en su vida estuviera completo.

Lucas se separa de la joven y se arrodilla ante ella. Tirando de su mano y dándole un beso en su dorso con delicadeza.

–Perdón por ser descortés, señorita.

La más bella sonrisa se asoma en el rostro de Lucas mientras sus ojos rojos destellaban pura felicidad.

–Mi nombre es Lucas. – Saluda. – Encantado de conocerle...

Mi amada Crístal.

***