Isabel...

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El sol se ponía en el horizonte cuando Clara y Laura se despedían a la salida del estadio. La sonrisa de Laura, esa sonrisa que parecía iluminarlo todo, hizo que Clara se sintiera en la cima del mundo. Sin embargo, esa sensación de euforia no tardó en verse empañada por una creciente incertidumbre.

Esa misma noche, mientras Clara repasaba los momentos del día en su mente, su teléfono vibró con una llamada de Julia. "¡Clara! ¿Cómo fue? Cuéntamelo todo," exclamó Julia, siempre entusiasta y curiosa.

"Fue increíble, Julia. Laura es tan... especial. Nos lo pasamos genial," respondió Clara, su voz teñida de felicidad.

"Eso suena maravilloso, pero... ¿qué pasa con Isabel?" La pregunta de Julia colgó en el aire, llenando a Clara de una inquietud que había tratado de ignorar.

"Bueno, Laura no mencionó mucho sobre ella hoy," dijo Clara, tratando de sonar despreocupada. "Supongo que no quería hablar de su relación en ese contexto."

Julia suspiró al otro lado de la línea. "Solo ten cuidado, Clara. No quiero que te hagan daño."

Clara sabía que Julia tenía razón, pero sus sentimientos por Laura eran cada vez más fuertes y difíciles de ignorar. La conversación con Julia la dejó pensativa, pero también más decidida a seguir adelante, aunque fuera con precaución.

A medida que pasaban los días, Clara y Laura continuaron enviándose mensajes, acercándose cada vez más. Sin embargo, Clara notaba que Laura parecía cada vez más distante y preocupada. Finalmente, llegó el día en que Laura decidió enfrentar la situación.

Un sábado por la tarde, Laura invitó a Clara a tomar un café en un tranquilo local del centro. Clara llegó temprano, nerviosa y emocionada. Laura llegó poco después, su rostro reflejando una mezcla de determinación y ansiedad.

"Clara, hay algo de lo que necesito hablar contigo," comenzó Laura, sus ojos serios.

Clara sintió un nudo en el estómago. "Claro, dime," respondió, tratando de mantener la calma.

"Isabel y yo... hemos estado teniendo muchos problemas últimamente. Creo que en gran parte es porque he estado pasando más tiempo contigo," confesó Laura, mirando a Clara con una expresión de conflicto. "No sé qué hacer. Siento algo muy fuerte por ti, pero no quiero hacerle daño a Isabel."

Clara sintió una mezcla de alegría y preocupación. "Laura, yo... siento lo mismo por ti. Pero no quiero ser la causa de tus problemas," dijo, su voz temblando ligeramente.

Laura suspiró, pasándose una mano por el cabello. "No eres tú la causa, Clara. Estos problemas vienen de antes. Pero conocerte me ha hecho darme cuenta de lo que realmente quiero."

Antes de que Clara pudiera responder, el sonido de un teléfono interrumpió la conversación. Era el teléfono de Laura. Miró la pantalla y su expresión cambió a preocupación. "Es Isabel," dijo, levantándose. "Necesito coger esta llamada."

Clara asintió, observando cómo Laura se alejaba para responder. Podía ver a Laura gesticulando y hablando en voz baja pero intensa. La tensión en el aire era palpable, y Clara no podía evitar sentirse culpable.

Finalmente, Laura regresó, su rostro reflejando una mezcla de tristeza y resolución. "Tengo que irme, Clara. Isabel quiere hablar conmigo," dijo, su voz cargada de preocupación.

Clara asintió, tratando de ocultar su desilusión. "Está bien, Laura. Espero que todo salga bien."

Mientras veía a Laura alejarse, Clara no pudo evitar sentirse atrapada en un huracán de emociones. Quería estar allí para Laura, pero también temía las consecuencias de sus sentimientos.

Esa noche, Clara se quedó despierta, esperando algún mensaje de Laura. Sin embargo, el silencio fue ensordecedor. Se giraba en la cama, su mente llena de pensamientos confusos y preguntas sin respuesta.

A la mañana siguiente, finalmente llegó un mensaje de Laura: "Hablé con Isabel. Hemos decidido darnos un tiempo para pensar. No sé qué va a pasar, pero quería que lo supieras."

Clara leyó el mensaje una y otra vez, sintiendo una mezcla de alivio y tristeza. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero también sabía que no podía ignorar lo que sentía por Laura.

Las siguientes semanas fueron una prueba de paciencia y fortaleza. Clara y Laura seguían en contacto, pero las conversaciones eran más breves y llenas de una tensión palpable. Laura estaba en un limbo emocional, y Clara hacía todo lo posible por apoyarla, a pesar de sus propios sentimientos encontrados.

Un día, mientras Clara caminaba por el campus, vio a Laura sentada en un banco, su rostro abatido. Clara se acercó, y Laura levantó la mirada, sus ojos llenos de tristeza. "Clara, he tomado una decisión," dijo Laura, su voz quebrándose.

Clara sintió que su corazón se detenía. "¿Qué decisión?" preguntó, temiendo la respuesta.

"Isabel y yo hemos terminado definitivamente. No fue fácil, pero sé que es lo mejor para ambas," dijo Laura, sus ojos llenos de lágrimas.

Clara sintió una oleada de emociones. Se arrodilló frente a Laura, tomando sus manos. "Lo siento mucho, Laura. Estoy aquí para ti, pase lo que pase."

Laura asintió, sus lágrimas cayendo libremente. "Gracias, Clara. No sé qué haría sin ti."

Mientras Clara abrazaba a Laura, sintió que, a pesar de la tormenta, había esperanza. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero estaba dispuesta a enfrentarlo, siempre y cuando estuvieran juntas.

La decisión de Laura, aunque dolorosa, abrió una nueva posibilidad para ambas. Clara sabía que los días siguientes estarían llenos de desafíos, pero también de oportunidades para fortalecer su vínculo. Y mientras caminaban juntas bajo el cielo gris, Clara sintió que, por primera vez en mucho tiempo, estaban en el camino correcto.

La Conexión Del CampoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora