Una noche de fiesta

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La semana que siguió fue una montaña rusa de emociones para Clara y Laura. Aunque la ruptura con Isabel fue dolorosa para Laura, también significaba el inicio de algo nuevo. Ambas sabían que necesitaban un respiro y, quizás, un poco de diversión para aliviar la tensión. Fue así como Julia, siempre la amiga oportuna, sugirió una salida nocturna para despejarse.

"Vamos, chicas. Una noche de fiesta es justo lo que necesitamos," dijo Julia con entusiasmo. Clara y Laura aceptaron la invitación, dispuestas a dejar atrás las preocupaciones por una noche.

El bar estaba lleno de gente y la música invitaba a bailar. Clara y Laura llegaron con Julia y sus amigas, riendo y disfrutando de la energía vibrante del lugar. Al principio, Clara se sintió un poco nerviosa, consciente de la proximidad de Laura. Pero a medida que la noche avanzaba y las copas se acumulaban, esos nervios comenzaron a desvanecerse.

"¿Te apetece bailar?" preguntó Laura, con una sonrisa juguetona y un brillo en los ojos que Clara no había visto antes.

"¡Claro!" respondió Clara, dejándose llevar por el momento.

La pista de baile estaba llena, pero para Clara y Laura, el mundo exterior parecía desvanecerse. El calor de los cuerpos, las luces parpadeantes y la música envolvente las empujaron a un estado de euforia. Bailaron juntas, sus movimientos sincronizados, cada vez más cerca una de la otra. La chispa entre ellas se hacía más evidente con cada segundo que pasaba.

Después de un rato, Julia se acercó con una bandeja de chupitos. "¡Por una noche inolvidable!" gritó, entregando los vasos a todos.

"¡Por nosotras!" añadió Laura, levantando su vaso hacia Clara antes de beberlo de un solo trago.

Los chupitos siguieron fluyendo y, antes de que se dieran cuenta, Clara y Laura se encontraban riendo y compartiendo miradas cargadas de deseo. La tensión entre ellas se volvió palpable, cada roce de piel electrizante.

"¿Quieres salir un momento? Necesito un poco de aire," sugirió Laura, su voz suave pero firme.

Clara asintió, sintiendo su corazón latir con fuerza. Salieron del bar y se encontraron en un callejón tranquilo, lejos del bullicio de la fiesta. La noche era fresca y clara, y la luna brillaba intensamente en el cielo.

"Gracias por estar aquí, Clara," dijo Laura, sus ojos reflejando una mezcla de gratitud y algo más profundo. "No sé qué haría sin ti."

"Siempre estaré aquí para ti, Laura," respondió Clara, su voz temblando ligeramente. "Sabes que te quiero mucho."

Laura dio un paso adelante, acortando la distancia entre ellas. "Y yo a ti, Clara. Más de lo que puedes imaginar."

El siguiente momento pareció durar una eternidad. Sus miradas se encontraron, y en un acto de pura impulsividad, Laura inclinó la cabeza y besó a Clara. Fue un beso lleno de pasión y necesidad, un estallido de sentimientos reprimidos.

Clara respondió con igual intensidad, sus manos encontrando el camino a la cintura de Laura. Los besos se volvieron más urgentes, más hambrientos. El deseo, amplificado por el alcohol, los empujaba a ir más allá.

"Vamos a mi casa," susurró Laura, sus labios rozando los de Clara. "No quiero que esta noche termine aquí."

Clara asintió, y sin decir una palabra más, tomaron un taxi. El viaje fue un torbellino de besos y caricias furtivas, la anticipación haciéndolas vibrar de emoción.

Al llegar al apartamento de Laura, apenas lograron cerrar la puerta antes de que sus labios se encontraran de nuevo. Las manos de Laura exploraban el cuerpo de Clara, mientras ésta respondía con igual fervor. Se desnudaron mutuamente en un torbellino de deseo, cada prenda caída aumentando la urgencia de sus movimientos.

El dormitorio se llenó de susurros y gemidos, cada caricia llevándolas más cerca del abismo. Sus cuerpos se encontraron, piel contra piel, y la conexión entre ellas se volvió más intensa que nunca. Clara sintió que el mundo desaparecía, dejándolas solo a ellas dos, perdidas en una danza de pasión y placer.

La noche se prolongó en una serie de momentos íntimos y ardientes, cada uno más intenso que el anterior. Clara y Laura se perdieron en el uno en el otro, explorando cada rincón de sus deseos. La conexión que habían sentido desde el principio se manifestó en su máxima expresión, haciendo de esa noche algo inolvidable.

Finalmente, exhaustas y satisfechas, se quedaron abrazadas, sus cuerpos entrelazados. El silencio de la habitación solo era interrumpido por su respiración entrecortada.

"Esto... esto fue increíble," susurró Clara, acariciando el cabello de Laura.

"Sí, lo fue," respondió Laura, besando suavemente el hombro de Clara. "No quiero que esto sea solo una noche, Clara. Quiero que descubramos qué podemos ser juntas."

Clara sonrió, sintiendo una oleada de felicidad. "Yo también quiero eso, Laura. Pase lo que pase, estoy contigo."

Las semanas que siguieron a esa noche estuvieron llenas de desafíos y descubrimientos. Clara y Laura sabían que su relación no sería fácil, pero también sabían que lo que habían encontrado en esa noche era demasiado valioso para dejarlo ir.

La intensidad de su conexión, combinada con los obstáculos que aún enfrentaban, mantuvo a ambos enganchados, explorando el límite de su amor y deseo.

La Conexión Del CampoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora