Entre la Luz y la Sombra

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Los días en la mansión Phantomhive transcurrían con la misma rutina meticulosa, pero la presencia de Amane había añadido un nuevo matiz a la vida diaria. Los sirvientes humanos se habían acostumbrado a su presencia angelical, y algunos incluso buscaban su compañía para aliviar las pequeñas dolencias o simplemente para disfrutar de su aura tranquilizadora.

Ciel y Alois, por su parte, habían comenzado a mostrar signos de aceptación hacia Amane. La encontraban en los jardines leyendo o en la biblioteca estudiando los textos humanos con una curiosidad insaciable. Su conocimiento del mundo celestial y su perspectiva única sobre la existencia humana eran fascinantes para los jóvenes amos, quienes a menudo se encontraban discutiendo con ella sobre filosofía y teología.

Sin embargo, no todos en la mansión compartían este sentimiento de camaradería. Sebastian y Claude seguían manteniendo su distancia, observando cada movimiento de Amane con una mezcla de desconfianza y cautela. Los demonios no podían negar que desde la llegada de Amane, los pesares de Ciel y Alois parecían disminuir, pero eso no era suficiente para ganarse su confianza.

Una noche, mientras la luna llena brillaba intensamente en el cielo, un incidente inesperado puso a prueba las verdaderas intenciones de todos en la mansión. Un grupo de asaltantes irrumpió en los terrenos, armados y peligrosos, con intenciones desconocidas pero claramente malévolas.

Sebastian y Claude se movieron con una velocidad sobrenatural para proteger a sus amos, sus ojos rojos brillando con una promesa mortal. Pero antes de que pudieran enfrentarse a los intrusos, una luz cegadora llenó el jardín. Amane se había adelantado a ellos, sus alas desplegadas y brillando con el poder del cielo.

Con un movimiento de sus manos, Amane creó una barrera de luz divina que rodeó la mansión, protegiendo a todos dentro de ella. Los asaltantes se detuvieron en seco, incapaces de atravesar la barrera celestial. Con un gesto sereno pero firme, Amane los expulsó de los terrenos sin derramar una gota de sangre.

La batalla había terminado tan rápido como había comenzado, pero las repercusiones resonarían durante mucho tiempo. Sebastian y Claude intercambiaron miradas, una comprensión tácita formándose entre ellos. Amane no era solo un ángel; era una guerrera del cielo, una protectora feroz cuya lealtad a Ciel y Alois era incuestionable.

Luz en la Oscuridad: La Saga de AmaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora