El Susurro de las Alas

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La noche había caído sobre la mansión Phantomhive, un manto de estrellas cubría el cielo mientras la luna colgaba baja y llena, bañando los jardines en una luz plateada. Dentro de la mansión, la vida seguía su curso con la precisión de un reloj bien engrasado, cada sirviente cumpliendo con sus deberes bajo la atenta mirada de Sebastian Michaelis, el mayordomo perfecto.

En medio de esta rutina nocturna, una presencia pasó desapercibida al principio. Una figura etérea atravesó las puertas de la mansión sin hacer ruido, como si fuera parte del viento mismo. Era Amane, un ángel enviado desde los reinos celestiales, su llegada marcada por el más suave susurro de alas invisibles.

Los sirvientes humanos no tardaron en notar la nueva presencia entre ellos. Amane se movía con una gracia que no era de este mundo, su cabello dorado brillaba con luz propia y sus ojos azules reflejaban la pureza del cielo al amanecer. A pesar de su belleza sobrenatural, fue recibida con cautela por los habitantes de la mansión.

Ciel Phantomhive, el joven conde y cabeza de la casa, observó a Amane con una mezcla de curiosidad y escepticismo. Alois Trancy, su visitante ocasional y amigo complicado, se mostró más abierto pero igualmente reservado. Ambos jóvenes amos escucharon en silencio mientras Amane explicaba su propósito: protegerlos como su ángel guardián.

Sin embargo, no todos estaban dispuestos a aceptarla tan fácilmente. Sebastian y Claude Faustus, los mayordomos demoníacos que servían a Ciel y Alois respectivamente, mantuvieron una distancia fría y calculadora. Para ellos, Amane era un recordatorio constante de la guerra eterna entre ángeles y demonios.

A pesar de las miradas frías y los comentarios cortantes, Amane se mantuvo firme en su deber. Con cada día que pasaba, su presencia se hacía más notoria en la mansión. Los sirvientes comenzaron a contar historias sobre cómo sus heridas sanaban más rápido cuando ella estaba cerca o cómo su sola presencia parecía calmar los espíritus agitados.

Sebastian y Claude observaban desde las sombras, sus ojos brillando con una luz que no era del todo desprecio. Había algo en Amane que no podían descifrar, algo que desafiaba su comprensión del mundo y sus habitantes.

Luz en la Oscuridad: La Saga de AmaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora