Chiara se movió más cerca.
—¿Una cita? ¿Real?
—Muy real...
La mano de Chiara dejó su lugar anterior para deslizarse por el brazo de Violeta y se inclinó para que sus narices se tocaran.
—¿Entonces? —Violeta respiró, su voz profunda y rasgada.
—Sí. —Chiara suspiró y sus labios rozaron los de Violeta al responder.
La pelirroja vio cómo los ojos de Chiara se cerraban. La sensación de unos labios suaves presionando por fin los suyos hizo que su cabeza diera vueltas. Una mano cálida se deslizó hasta su nuca, acercándola, y sus ojos se cerraron de golpe.
Violeta dejó escapar un suave suspiro cuando se separaron y miró a la ojiverde que la contemplaba. Con un suave mordisco en el labio, asintió a la inglesa y, de repente, volvió a besar a la mujer de sus sueños. El calor le recorrió el pecho. Chiara apretó un poco más el beso, atrapando el labio inferior de Violeta entre sus dientes y separándose con un suave mordisco.
La reportera dejó escapar un delicado gemido, y de repente se encontró con un peso reconfortante encima de ella. Con un gemido de necesidad, abrió los ojos.
—¿Esto está bien? —Chiara jadeó.
Renunciando a una respuesta verbal, Violeta se levantó para besarla de nuevo, sus manos serpenteando entre los mechones de la azabache, tirando de ella hacia abajo y mucho, mucho, más cerca. Lamió el labio inferior de la inglesa, y pronto sus lenguas se frotaron la una contra la otra.
Chiara separó sus labios y empezó a besar y mordisquear la garganta y la mandíbula de Violeta. Esta gimió, inclinando la cabeza para que pudiera tener mejor acceso, y jadeó con fuerza cuando sintió que Chiara le tiraba suavemente del lóbulo de la oreja. Inconscientemente, sus caderas comenzaron a moverse, buscando la fricción. Chiara continuó su asalto al cuello de la reportera y se apoyó en un brazo para poder agarrarle la cadera con el otro. Violeta volvió a moverse, pero esta vez la inglesa se abalanzó sobre ella, cambiando las piernas para que ambas estuvieran a horcajadas sobre un muslo firme.
Violeta podía sentir que se mojaba más con cada beso, pero eso no la frenó. En su lugar, soltó una mano de los mechones negros y la deslizó hacia la parte posterior del muslo de Chiara, el mismo muslo que presionaba deliciosamente contra su centro. La pelirroja jadeó y su espalda se arqueó ligeramente cuando un rayo de placer le subió por la columna vertebral. Chiara retiró la mano y se levantó para mirarla.
—Chiara —gimió Violeta desesperada—Vuelve aquí.
—Vio... —la inglesa gimió—Estás haciendo que sea difícil parar y, y creo que deberí-...
—Kiki, llévame a la cama.
Esas cuatro palabras habían nublado su mente completamente. Después de todo, ¿quién era ella para no complacer a una señorita?
Chiara no perdió el tiempo.
Levantó en brazos a la pelirroja, casi corriendo hacia la puerta de su habitación, todo ello mientras la besaba y chupaba furiosamente su cuello. Una vez que llegó a la cama grande, presionó suavemente a la chica sobre el suave colchón.
Violeta observó cómo la inglesa maniobraba con rapidez, y dejó escapar un gemido de necesidad cuando Chiara le separó las piernas y acomodó sus caderas entre ellas. Chiara volvió a atacar su cuello, apretando las caderas mientras trabajaba.
—Joder... —jadeó Violeta, con las manos luchando por agarrar la espalda de la ojiverde y volviendo a mover las caderas.
Chiara se separó del cuello de la reportera, mirando intensamente a la mujer que tenía debajo.

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¿Me crees ahora? | kivi
Fanfiction-¿En qué puedo ayudarte, Salma? La morena sonrió tímidamente, agachando ligeramente la cabeza y metiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus pantalones. -Bien, iré al grano -dijo la de Mijas con una sonrisa-. Te quiero de vuelta. Los ojos d...