Cap II

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– Vamos, estoy esperando tu respuesta – le dije al ver como se quedaba callado.

– ¿Que esta pasando aquí? – Abuela llegó, inoportunamente a mi parecer.

– Frank estaba a punto de decirme porque nos había abandonado hace 5 años atrás – contesté.

– No es el momento, y lo sabes – le reclamo mi abuela.

– Lo se mamá, realmente perdí la cabeza, estos adolescentes de hoy en día son realmente un dolor de cabeza – dijo mi padre molesto –: estaré en mi habitación, que nadie me moleste.

Dejó mi maleta justo al frente de mi nueva habitación y se fue, tres puertas más atrás.

– Pido que perdones el comportamiento de mi hijo, ergo tu padre – dijo apenada Magda –: no recuerda muy bien como es criar a un hijo.

– Es un horrible padre – contesté.

– No puedes decir eso, solo se está – comenzó a buscar la palabra correcta para describir su situación –: adaptándose. Ahora, vamos a entrar en tu habitación, no he podido hacer mucho pero espero que te guste como la he acomodado, he pensado que te gustaría.

Tome mi maleta y me adentre a la habitación. Todo en ella gritaba elegancia, toda decoración, pared y cama se encontraban de color mármol y dorado. Muy bonita realmente.

– Mi niña, me temo que me he retrasado un poco en preparar la cena de esta noche, así que, si me disculpas, iré a terminarla – dijo desde la puerta la abuela Magda.

– Si necesitas ayuda...

– No – me cortó abruptamente – tu descansa que el viaje ha sido largo, instálate, y si necesitas algo, llámame.

.......

Así empezó mi vida en el pueblo hace dos meses.

Desde entonces no ha habido muchas novedades. Hace 1 mes, en agosto, conocí a Britney. Cualquiera que nos viera por la calle, habría jurado que somos hermanas, debido a nuestro gran parecido físico, mismo cabello rizado oscuro, mismos ojos grises. Nos diferenciaba nuestra estatura, ya que ella era una chica bastante pequeña.

También conocí a Robert, hermano de Britney, un chico, en mi opinión, muy apuesto. En contraste con su hermana, él era alto, con cabello rubio, lacio y ojos verdes. Su tez era un poco más morena.

Me preocupaba mi hermana, desde que habíamos llegado no había pronunciado una palabra. Mi padre la había llevado al psicólogo, con el mismo resultado.

Según el diagnóstico del psicólogo del pueblo, se debe al trauma de haber cambiado su vida tan drasticamente.

Esperaba que cambiará todo mañana, ya que comenzariamos la escuela. Si bien no comenzariamos el semestre a tiempo, no estaríamos tan atrasadas tampoco.

Britney, la cual sólo vivía a dos cuadras de mi casa, pasó a visitarme para desearme un buen primer día.

– ¿Mañana no iras conmigo a la escuela? – pregunté.

– Claro que iré contigo Stormy, y aunque no quisiera, me queda de camino – dijo a modo de broma.

– Aun me preocupa mi hermana, me da miedo que no se integre, yo los tengo a ti y a tu gemelo, pero ella no tiene a absolutamente nadie – le comenté.

– Estará bien, seguro que es bastante agradable, solo es cuestión de que se adapte, ya lo dijo Adam.

– No sabia que el psicólogo se llamaba Adam – le dije extrañada.

My Little StormDonde viven las historias. Descúbrelo ahora