Misión 3: Anya Forger
¿Desde hace cuánto estaba aquí? Había perdido la cuenta desde hace mucho tiempo. Luego de ir de puerta en puerta en busca de hospedaje en una familia que la acogiera con cariño, Anya concluyó una cosa: no pertenecía a ninguna familia.
—¿Otra vez tú? —el encargado del orfanato, que poco podría atribuirsele el nombre, se quejó como era costumbre cada que Anya volvía a las puertas del orfanato. La dejó pasar y ella, muy familiarizada con esta rutina, se acercó a la puerta de la única habitación que era decente en ese lugar de mala muerte. Y mientras dibujaba un garabato de una familia feliz, Anya mascullaba lamentos.
Se escucharon a la lejanía tres toques a la puerta de madera. Las paredes estaban hechas de tablaroca, por lo que ningún sonido escapaba de los oídos de quienes ahí residían. El encargado, aún con el alcohol en la sangre, se levantó de ese sillón viejo y descolorido para abrir la entrada principal. Su vista se enfocó en un hombre alto —digamos que de 1.85—, con el cabello rubio y los ojos azules. Aquel hombre de buen aspecto se mostró amable.
—Disculpe, ¿aún se puede adoptar? —preguntó Twilight con ese toque gentil que suelen tener los buenos hombres de familia. El encargado ladeó las manos y se adentró en el orfanato.
—Sí, lo que sea. Solo busca el niño que quieres y podrás llevártelo —afirmó el encargado, que poco le importaban los niños al parecer. Y había buenas razones para ello, pues muy pocos de estos pequeños que habitaban este frío recinto contaban con papeles legales. De milagro tenían nombre.
Mientras Twilight se concentraba en analizar cada esquina y niño que veía, en una de las habitaciones más decentes había una niña de pelo rosado y ojos verdes que desde lejos podía leer la mente del hombre que había entrado. Fueron pensamientos confusos en un inicio, pero con la mención de ser un espía, la niña se convenció de que sería divertido. Aunque también algo peligroso.
—Disculpe, de preferencia busco un niño que sepa leer y escribir —escuchó Anya desde la otra habitación, y más rápido que nunca, buscó entre los rincones algún periódico o cuaderno donde escribir. Debía causar una buena impresión si realmente esperaba salir de ahí.
—Anya se esforzará por no ser devuelta otra vez —se animó a sí misma en sus adentros, creyendo que esta vez podría tener esa familia feliz que tanto buscaba. Twilight se acercaba de a poco a la habitación, escuchaba el crujir de la madera vieja del piso con cada paso que daban los dos adultos. Los pasos de Twilight sorpresivamente eran muy silenciosos, casi aislando el sonido propio de sí, pero los pasos del encargado los delataban. Eran pisadas entorpecidas por el alcohol y los años pasados en su cuerpo viejo y desgastado.
—Niña, aquí tengo a alguien que está interesado en adoptarte —dijo el encargado mientras abría la puerta de la habitación. Twilight analizó las paredes, el techo, las prendas de ropa regadas por el suelo y una niña de baja estatura, un poco tierna, sentada en el suelo a lo chinito. La pequeña Anya se levantó y corrió hasta él.
—Se ve muy pequeña, probablemente de cuatro años —pensó Twilight. Anya, que previamente había leído la mente del espía, se paró de puntillas con la vista arriba y la espalda recta.
—Tengo seis —mencionó Anya, tratando de convencer a Twilight de su adopción. El hombre lo pensó un poco, y si bien la niña tenía buen aspecto no sabía con exactitud si cumplía los requisitos para esta misión.
Anya leyó su mente, de nuevo, para al poco rato ir corriendo a la mesita pequeña de la sala y alzar el periódico de marzo del día jueves. Twilight la miró desconcertado por esto, pero cambió de parecer al ver cómo Anya lo resolvía con facilidad. Claro que, como es evidente, Anya leía la mente de Twilight, que pensaba en las respuestas del crucigrama, mientras escribía en el periódico.
[...]
Sylvia fijó su mirada en Anya, que jugaba en los juegos del parque más cercano al orfanato. Junto a ella, sentados en la otra banca, se hallaban los tres ayudantes de Twilight en esta misión: Yor, Nightfall y Franky. Twilight miró a Sylvia, que expulsaba de su boca el humo de tabaco.
—¿Esa es la niña que has escogido? —le preguntó Sylvia y Twilight asintió. Yor mencionó algo, con un tono alegre.
—Es muy tierna, parece una muñequita de porcelana —dijo Yor, enternecida.
—Puede que sea tierna y todo eso, pero si no pasa el examen y la entrevista, esto se acabó —dijo Franky, tan realista como siempre lo era. Twilight volvió con Anya, que sonreía en inocencia.
—Solo te faltaría la esposa —dijo Sylvia y Twilight le miró, aterrado.
—¡¿Qué?! ¡Creí que ustedes tendrían ya lista alguna esposa! —se expresó Twilight, sorprendido y aterrado por la idea de que de nuevo tenga que buscar entre los civiles un candidato perfecto para esta misión.
—Pues creíste mal, pero aún tienes tiempo —Sylvia lanzó el cigarro al bote de basura verde y se levantó. Y detrás de ella se fueron el resto dejando a Loid solo.
—Esto es más complicado de lo que pensé —pensó Twilight, frustrado. Y, sin embargo, llegaría su alivio más pronto de lo esperado. A unos metros al frente, por la calle principal, Twilight escuchó el azotón que se produjo luego de que Itsuki cayera al suelo estrepitosamente.
—¿Eh? —Twilight se fijó en las vestimentas de la mujer, eran las mismas que llevaban los profesores de Eden... Esa mujer era de Eden. Más rápido que nunca, Twilight se paró frente a ella y le extendió la mano.
—¿Se encuentra bien? —le preguntó gentilmente. Itsuki, que se había recompuesto y vuelto en sí misma luego de tan torpe caída, tomó su mano.
—Sí je je je, me distraje y no vi por dónde iba —dijo Itsuki avergonzada por esto último. Twilight rió un poco, guardando las apariencias de buen hombre, y se presentó como se debía.
—Soy Loid Forger ¿y usted cómo se llama? —Itsuki finalmente apreció el rostro de aquel hombre que le ayudó, y sin notarlo, sus mejillas se enrojecieron y fueron el rojo vivo de un corazón latiente.
—Es muy guapo —pensó Itsuki, absorta en la belleza inefable de Twilight, que permanecía quieto, esperando una respuesta.
Desde el columpio, el de color rojo, Anya veía la interacción entre estos dos adultos y llegó a una idea alocada:
—Anya necesita una mami —pensó Anya.
Continuara...
Dos capítulos en un día, es todo un record jajaja
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ItsukixFamily
FanfictionHabían pasado 7 años desde la última vez en que Itsuki vio a sus hermanas, pero con el anuncio de su llegada salen las mentiras. Luego de mentir en su vida amorosa, ahora Itsuki tendrá que conseguir un esposo en menos de un mes. Y cuando parecía que...