I;Celda treinta

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El teléfono no paraba de sonar.

—¿Que tal?— Dije

—Buenas Tardes. Le hablamos desde la estación de policía,La más grande de Berlín. En una de nuestras celdas tenemos un caso muy delicado ¿Podrías pasar por aquí? Nadie quiere aceptar el caso de este chico— Me había llegado una oportunidad para crecer como psiquiatra y convertirme en una de las mejores.

—Está bien ¿A que hora paso por allí?—

—¿Podrías venir en menos de una hora? Siento mucho la presión,pero en verdad ya no podemos con el—

—Allí estaré—

Comencé a guardar mi cuaderno y estuche en mi mochila.

Cerré con llave la puerta de mi oficina y salí del hospital.

























—Buenas tardes. Soy la psiquiatra—

—¿Me podría decir su nombre,por favor?—

—Chantelle Leroy—

—Doctora Chantelle. Acompañeme—

La celda quedaba hasta arriba,donde solo habían cuatro,la veintisiete,veintiocho,veintinueve,y la treinta.

Las escaleras era comunes,nada de otro mundo. Los pasillos eran oscuros,se escuchaban risas y charlas de los prisioneros.

—El preso de la celda treinta está aislado de todos. Es el único que está solo en una cárcel. Se descontrola de la nada,es agresivo y manipulador. ¿Sabes? Nadie acepta el caso debido a sus trucos de manipulación— Me dio un informe de aquel preso. —Le recomiendo leerlo antes de que llegue—


Abrí aquel documento,quien tenía la información de este chico.

Bill Kaulitz,primero de septiembre del mil novecientos ochenta y nueve. Actualmente veintidós años.

Padecía de esquizofrenia y problemas de ira.

Ya estaba en el último piso. Me dirigí al final del pasillo. A diferencia de los otros pisos,este era tranquilo,no había ruidos,no había charlas ni risas.

Había llegado. Hice demasiado silencio para no asustarlo.

Bill tenía pelo negro,ojos marrones intensos,quienes miraban a la nada.

—Bill— Dijo el policía intentando llamar la atención del pelinegro,pero este no le dio importancia —Bill— Llamó otra vez,pero esta vez si lo escuchó —Ella es la doctora Chantelle. Te acompañara por un tiempo—

—No necesito compañía— Dijo con su tono de voz grueso,parecía no haber hablado en días.

El hombre abrió la puerta de la celda y me cedió el paso.

—Hola Bill— Me senté en frente de el,tenía su mirada penetrante fijada en mi. El chico no decía absolutamente nada,todo era un profundo silencio. —Está bien si no quieres hablarme,lo respeto— Empecé a sacar mis cosas.

—¿Ya vas a anotar en tu estúpido cuaderno? No he hecho nada todavia—

—Sacar el cuaderno siempre funciona. Te he hecho hablar—

(...)

Bill cruzó sus brazos y apartó la mirada de la doctora. Se había dado cuenta de que era inteligente.

—Bien...¿Como te sientes?—

—Como todos los dias—

—Y ¿Como te sientes todos los días?—

Locura en la celda 30 /BILL KAULITZ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora