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La pelinegra del cuadro
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A lo largo de los años, Edward siempre tenía una preguntaba, ¿Quién era aquella pelinegra de ojos rojos?, a menudo Edward se topaba con un Carlisle pensativo, y en su mente se reproducía el vivido recuerdo de aquella pelinegra bailando lo que parecía ser un vals, lo curioso era que en una pintura que estaba en el despacho de Carlisle, se podía divisar una figura de vestido rojo, pelinegra, lo malo era que estaba de espaldas así que no se veía su rostro, pero él podría jurar que era la misma
Había captado a su padre adoptivo soltar suspiros rendidos, cansados, y a menudo se preguntaba qué es lo que había pasado entre ellos, Carlisle siempre tenía cuidado de pensar de mas, y Edward no quería entrometerse en su privacidad, así que por muchos años no dijo ni una palabra de aquello.
Pero ahora la necesitaban, en cuanto más mejor, su hija era lo que más amaba y no quería perderla por culpa de una prima resentida que no pensó antes de tomar una decisión que resulto poniendo en peligro a su familia, a su hija.
Carlisle había pensado en ella cuando estaban hablando sobre que necesitaban testigos, sabía que Carlisle probablemente no la llamaría, pero la imagen de ella peleando y ganándole a la guardia Vulturi hizo que pensara que valdría la pena tener una aliada como ella.
Miro el papel en su mano, Alice había dejado aquel papel antes de marcharse, lo había colocado en el bolsillo de su pantalón.
