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Abrió los ojos con desgano y con un dolor soportable en la garganta, seguramente fue porque el día de ayer estaba lloviendo en abundancia, sin embargo, hoy tendría un día muy ajetreado, sesión de fotos, filmación y ensayo de horas para su próxima presentación, no había tiempo de enfermarse, a decir verdad tampoco se quejaba, tenía muy en cuenta que esto era apenas el comienzo de su carrera, si quería llegar más lejos debía esforzarse el triple o más de lo que ya lo hacía ahora, aunque ese fue su objetivo desde el inicio, aún no se acostumbraba del todo a esta rutina y eso implicaba a la gran presión que sus padres ejercían sobre sus hombros. Las cosas a partir de aquí podrían llamarse peligrosas, ya que aunque doliese, aceptaba que sus padres no estaban a su lado porque lo quisiesen, si no más bien lo veían como otra especie de fuente de dinero.

No lo aceptaría, pero desearía que no fueran así las cosas.

Se preparó y sin titubear comenzó su rutina de estiramiento para iniciar el entrenamiento básico en casa, era un procedimiento que hacía todas las mañanas para prepararse y así no tener dificultad con su cuerpo durante el día, estiró sus piernas, brazos, postura con algunos ejercicios y finalmente dió algunos giros para ver el resultado de la rutina, sonrió, cerrando los ojos por un momento e imaginando que se encontraba en grandes escenarios, mientras los movimientos de su cuerpo lo guiaban al compás de la música clásica que tanto apreciaba, su corazón latió con fuerza y una lágrima recorrió su mejilla al darse cuenta de que probablemente nunca se sentiría tan libre de la manera en como lo hacía cuando danzaba, pero no podía resignarse a caer en la agonía y la desesperación, aún tenía una razón para seguir viviendo.

—De nuevo te estás quedando retrasado, ¿crees que tenemos tiempo jimin?, porfavor piensa en nosotros, no puedes quedarte perdido en tu mundo lleno de fantasías que no existe, cuando piensas madurar?.

Fijó su mirada en el suelo e hizo una reverencia a su madre, quien yacía parada en la puerta de su departamento, a sus cortos veinte años, vivía solo, pero sinceramente es como si no lo hiciese, ya que sus padres tienen la copia de sus llaves, por lo que entran y salen de ahí cuando se les pegue la gana, sin más, alistó las cosas necesarias para los eventos de hoy en su maleta y caminó hacia donde se encontraba su progenitora, la siguió hasta el primer piso donde se encontraba una gran limusina esperándolos, sus padres manejaban bastante dinero en sus manos, aun así creía que malgastarlo en cosas innecesarias como un auto de ese tipo era en vano, pero él no tenía opinión para ellos, así que no habría mucho que decir al respecto.

—¿Cómo te fue con el señor Choi, ayer?.

Jimin tragó saliva.

—Eh... bien.

La verdad es que las cosas no habían salido nada bien, su madre organizó una cita con ese señor el día de ayer en un lugar alejado de zona pública importante, ni siquiera conocía el lugar, fué llevado con engaños, pero eso no fué lo más horrible de todo, si no que, probablemente el objetivo de su visitar era más que solo conversar, se preguntó que tanto lo odiaba su madre como para enviarlo con alguien que posiblemente podría abusar de él sin compadecerlo un poco, sin importar su edad, ni cuanto podría afectarlo, felizmente pudo detener las cosas a tiempo y huir sutilmente de aquello, cuando salió las cosas fueron de mal en peor porque no tenía idea de donde se encontraba y como regresar a casa, su teléfono no tenía carga, se suponía que el Señor Choi lo llevaría de regreso, pero poco le importó comparado con lo que pasaría si se quedaba con él más tiempo, la lluvia abundante no faltó y los pensamientos negativos de su vida, lo abrumaron derrepente dejándolo como inconsciente por minutos, pensó que en ese momento moriría congelado, pero no lo hizo, cierto... fué salvado por ese hombre desconocido.

—¿Piensas quedarte ahí toda la mañana o esperas que te cargue?.

Jimin se sobresaltó e hizo caso a la voz de su madre, ambos entraron al estudio donde se realizaría su sesión fotográfica después de mucho tiempo, mentiría si dijera que no estaba nervioso, porque evidentemente si lo estaba, no le agradaba mucho la publicidad, pero sabía que era parte de ser más reconocido, en pocas palabras tener más audiencia, no se consideraba como celebridad aún, ya que sus presentaciones habían sido importantes sí, pero aún no de alto rango, poca gente lo reconocía por las calles, aun así estaba obligado a no manchar su perfil de bailarín por ninguna circunstancia, cero salidas, cero invitados, cero amistades, cero amoríos, en pocas palabras, no tener una vida social normal para un chico de veinte años, suspiró, mientras obedecía a sus superiores con los movimientos de su cuerpo, tenía un traje contemporáneo totalmente blanco, resaltando aún más su piel blanquecina y su pelo azul, contrastando con sus facciones suaves, haciéndolo ser un total musa para cualquier fotógrafo.

—¡Excelente Jimin, dame más movimientos, deja tu cuerpo libre, siente tu propia danza recorrer tus venas, demuéstrame lo que tienes!.

Así lo hizo.

Cerró los ojos, volviendo a aquel mundo inexistente, pero lleno de ensueños, donde se sentía completamente libre y su sonrisa resplandecía al mismo tiempo que la luz de sol resaltaba cada parte de su mente e imaginaba que sus metas y sueños se cumplían mientras tenía aquella libertad añorada, sintió como una lágrima caía por su mejilla lentamente, más no abrió los ojos, dejó que su cuerpo siguiera guiando cada parte de su alma junto a la música clásica que resonaba en su cabeza, convirtiéndose en uno solo junto a ella, por un momento las voces a su alrededor se callaron, permitiéndole continuar con sus movimientos suaves llenos de grandes emociones.

"Es hora de despertar"

Se dijo así mismo, mientras abría los ojos lenta y suavemente terminando con una postura elegante, suave y significativa, su corazón inexplicablemente dio un vuelco inesperado al encontrarse con esos ojos negros, profundos y reconocibles, al mismo tiempo que todo alrededor se esfumaba nuevamente, entreabrió los labios sin poder moverse y sin poder quitar su vista de esos ojos tan abrumadores, que parecían también sorprendidos por verlo, ansiosos por saber mucho más del otro y preguntándose por qué el destino los había juntado de nuevo.

—Hey, JungKook—el fotógrafo se movió al lado de hombre recién llegado—gracias por traer esto, realmente lo necesitaba, lo siento por hacerte venir hasta aquí—

Pero su cabeza no dejaba de repetir una cosa, "JungKook, es el nombre del hombre que te salvó, tu héroe".











Linda noche hermosxs <3

CORAZONES OPUESTOS ʚ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora