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Un día más de trabajo había terminado al fin para Jimin, se cruzó de piernas, masajeándolas suavemente, evitando calambres para seguido deslizar sus manos hasta llegar a sus pies y deshacer el nudo que ajustaba el zapato de ballet.

Observó sus pies desnudos con preocupación. Las ampollas aumentaban cada vez más, y el tamaño de sus dedos se acercaba al de un ogro por lo hinchados que estaban. Tragó saliva, evitando tocar las heridas abiertas. Su madre le había advertido que esto pasaría en algún momento, pero estaba seguro de que descansar no estaba en sus planes ni en los de sus progenitores. Desde muy pequeño, había aprendido que el esfuerzo forma al profesional y que ser débil solo te lleva al fracaso.

Él sabía que era débil, pero no quería fracasar.

Quería ser un gran bailarín y una gran inspiración para aquellos que creían no poder lograr sus metas. Por eso, siempre se esforzaba en cada una de sus presentaciones, brillando con cada movimiento de su cuerpo y con cada expresión de su rostro, mientras la música sonaba de fondo, transportándolo a un lugar maravilloso donde podía vivir con libertad.

Qué hermoso sería.

—Jimin—una voz lo despertó, sonrió—¿qué te pareció la sesión?.

—Oh, estuvo bien, en realidad es todo gracias a ti. Mi madre siempre te busca porque eres excelente en lo que haces, SeokJin.

—Niño, ¿siempre eres tan dulce?, si fueras unos años mayor realmente serías totalmente mi tipo y te protegería de todo el mundo cruel—apretó sus mejillas.

—¡Dueleeeeeeeee, bastaaaaaaaa!

—Me dejé llevar, lo lamento. Oh cierto, Jungkook me mandó esto para ti—extendió una caja—dijo que te lo entregara, pero realmente no sé lo que hay dentro.

—Oh, no tenía que molestarse—rodeó la caja con sus manos sonriendo levemente—¿él está bien?, um... ayer estaba muy herido, quería preguntarte eso desde que llegué aquí.

—Lo está, curé sus heridas apenas lo vi.

—Um, yo... ¿puedo preguntar por qué estaba así?

—Él solo... —agachó la mirada—está sobreviviendo a la vida como puede.

Jimin abrió sus ojos al escuchar ello, su corazón se apretó al instante mientras mordía su labio inferior para no expresar lo triste que se había sentido al escuchar las palabras del mayor. Sabía perfectamente lo que era sobrevivir a la vida con lo que podía, muchas personas creerían que tener dinero lo era todo, pero la verdad es que no, se sentía tan vacío y triste no escuchar a alguien decirle "te quiero", no poder dar un abrazo o saber qué podía confiar en alguien, desde pequeño siempre obedeció a sus padres esperando poder recibir algo de eso que tanto le faltaba, pero no, nunca llegó.

Cuando cumplió la mayoría de edad, Jimin había comprendido que eso nunca llegaría y que todo su esfuerzo, solo lo había llevado a ser el títere de sus padres.

Pero al menos se sentía feliz por ellos.

Se sentía feliz poder verlos sonreír, aunque sea con eso.

—Todos sobrevivimos con lo que podemos, del modo que sea. Deberíamos estar orgullosos de nosotros por el simple hecho de levantarnos un día tras otro.

—Él es un poco duro consigo mismo respecto a eso, pero es una buena persona. Solo desconfía de todos, es por ello que te trató de esa manera, espero lo disculpes.

—Si lo ves, dile gracias y que no hay porque disculparse—sonrió, poniéndose de pie—Bien, creo que debo irme o mi madre me regañará, cuídate mucho SeokJin, nos vemos la otra semana.

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⏰ Última actualización: Oct 22 ⏰

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