CAPÍTULO 2

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"LA FIANZA"

<Parece que esta noche dormiré en el calabozo> Pienso para mis adentros. Un policía espera en una mesa al lado de todos los calabozos. Nos mira con desdén, como si los maderos fueran mejores que un pobre ladrón que roba en un supermercado para dar de comer a su familia. Mientras que un poli corrupto se embolsa miles de euros por un trabajo mal hecho. 
Asco me da esta absurda sociedad hipócrita donde abusadores, corruptos y más de su calaña encierran a personas buenas con poca renta.

De repente llega el policía;
-Eh tú, ven- me grita con una muesca de asco mientras lo hace.

-¡¿Qué!?- le grito enfurecido, ¿quien es él para sentir asco de mi?

-Han pagado tu fianza, largo de aquí y vuelve a tu cuchitril.

Las palabras de ese perro me queman la sangre, repulsivo perro uniformado... Salgo casi corriendo de aquel lugar podrido, corrupto y con hombres con ansia de poder, ansia comparable a la de un perro por un trozo de carne. Mentalmente, pido perdón a los perros por compararlos con algo tan repulsivo.

Vuelvo a mi casa, sin el entusiasmo de esa tarde y comienzo a repetirme en voz alta; "¿Quién cojones habrá pagado mi fianza?" No llego a comprender quién puede tener tanto dinero ni tanto interés por sacarme de allí. Mamá murió y jamás he conocido a mi padre. A parte de eso, no hay nadie más destacable en mi vida salvo ella, pero no la he vuelto a ver desde...

Salgo de mis ensoñaciones y me doy una bofetada en la cara, he de concentrarme y no entretenerme con un pasado que ya fue y está perdido. De inmediato reacciono, llamo al trabajo y pido unos días libres que tengo, justo los días antes del juicio, hay que averiguar muchas cosas.

Ya es de noche. "MIERDA" farfullo. Esos títeres de pacotilla me han tenido toda la tarde en comisaría, decido que es hora de dormir porque mañana será un día de grandes disturbios, voy a mi habitación y me acuesto.

Dos de la madrugada de ese mismo día.

Me despierto sobresaltado ¿dónde estoy? Miro a mi alrededor contemplando mi cuarto de paredes color beige, con una cómoda color madera de cedro de cuatro cajones, dos damas de noche a los lados de la cama a juego de tres cajones cada una y una lámpara flexo normal y corriente color azul cielo.

Pero... siento viscosas las manos. Enciendo la luz, las tengo rojas, es... Sangre. "¡¿PERO QUE COJONES!?" Grito, creo que he despertado a los vecinos, cosa que ahora mismo me la trae al pairo. Pero si me dormí, y no volví a despertarme hasta ahora, no he salido de aquí. Que cojones está pasando en mi vida. Si hay un Dios, parece que la ha tomado conmigo y está consiguiendo joderme vivo.

Empiezo a dar vueltas por la habitación intentando recordar como llegó esa sangre a mis manos. Y nada, todo es para nada, ¡pero que he hecho!

CONTINUARA...

El Sueño Del Asesino.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora