"LÍO DE RECETAS"
Me dirijo a la farmacia después de salir de aquellos pisos, casi jadeante por querer salir de tan rápido para recoger mi recompensa. Por suerte hay una farmacia en la siguiente esquina, es un barrio tranquilo, arboles en las aceras, casas de anuncio, con familias de anuncio. Aunque yo mismo sé que no siempre las familias son tan felices como las ponen en los anuncios. Maldita publicidad engañosa, una casa no soluciona ningun problema, ni crea un familia perfecta sin facturas que pagar.
Por un momento rememoro cuando era pequeño...
Hace 25 años en una casa en los suburvios de la ciudad.
<Yo estaba jugando con mis hermanos en el jardín de casa. Un día un hombre muy vestido vino a llamar a la puerta. Traía un papel que ponía unas letras muy grandes y negras, lo clavo en la puerta de casa.
Al día siguiente mamá nos dijo que teníamos que ir con la tía Rouse.
"Vacaciones" no dejaba de gritar mamá con lágrimas en los ojos...>Vuelvo a mi ser, no sé porque esos recuerdos me invaden ahora. Pero a mi mente vuelven las drogas, esas me quitaran todo lo que pueda sentir. Camino por la calle, bien vestido, de traje color beige claro, camisa blanca, corbata marrón a cojunto con los mocasines. Aunque mi cara de asco hacia esta sociedad no es de quita y pon.
El cartel parpadeante, con luces de neón verde vidrio, en forma de cruz me avisa de que he llegado a la farmacia. Entro y lo primero que veo en una vitrina en el centro del establecimiento son lubricantes y condones, eso será lo que más venden, a la derecha todo tipo de productos para bebés por si falla lo primero, pienso para mí, mientras me río de mi propia ocurrencia. A la izquierda el peso que no deja de repetir "permanezca quieto y erguido" mientras una mujer de unos cuarenta años espera el tikect con miedo. Alrededor de este cremas anti-edad y cremas solares. Al fondo se encuentran dos mostradores, dentro de ellos dos jovenes atienden a las personas que van entrando.
Por suerte, cuando llego al mostrador una anciana acaba de abandonarlo y puedo ser atendido. Antes de salir me sonríe amablemente, yo le devuelvo la sonrisa. Los ancianos serán los únicos ciudadanos que se merecen ser respetados.
Le entrego la receta trucada al farmacéutico, este inocente no duda ni un segundo de mí. En cuanto ven la firma de un médico dan su aprobación. Entrego la tarjeta trucada que tengo de la seguridad social en la que previamente mediante mi móvil he intoducido los medicamentos y TACHÁN, ¡drogas para mí! Sonrío picaronamente. Mi sonrisa es de esas de las que te salen solas cuando algo te va bien por una vez en el día.
-Son 3,15 euros si es tan amable.- Me dice el joven farmacéutico.
-Aquí tienes, y quedate por el cambio.- Le digo mientras le doy un billete de cinco euros, es lo menos que puedo hacer por haberle timado.
-¡Gracias señor!- Me grita el joven desde la vitrina.
Ahora solo falta pasarme por una Growshop para conseguir mi marihuana "terapéutica". Miro en google maps, aparece que a un par de calles de donde estoy hay una tienda abierta e impaciente me encamino a la ubicación dirigido por mi móvil.
Al llegar el típico hippie con rastas me recibe, mira de reojo la receta mientras se la pongo en el stand, y me trae cien gramos de maría. Le pago y salgo practicamente corriendo del establecimiento.
Sé exactamente que tomar, mis días de antaño me han dejado algo bueno. Y vuelvo a sonreír. Tomo las pastillas suficientes para una hora de colocón. Y me hago uno de estos porros míticos enteros de maría, me casaría con ella si pudiera.
Antes de ingerir las pastillas y fumarme el porro busco un lugar cerca donde estar tranquilo. Cerca de allí hay un parque tranquilo, sin niños inocentes que puedan ver algo que no debieran, ni marujas que buscan algo que contar en la peluquería. El parque es frondoso y la cantidad de abetos, arbustos, almendros, rosales, olivos y más tipos de arboles cubriran la pequeña fiesta que voy a pegarme en aquel paraje.
Me siento a los pies de un pino, mientras me fumo el porro que empieza a hacer efecto con las pastillas...
Después de un largo rato empiezo a ver a los arboles decirme hola moviendo las ramas, y de entre esas ramas veo a una ardilla que quiere decirme algo, pero no entiendo muy bien que es, se va acercando poco a poco y me susurra:
-Busca al verdadero culpable, sabes que tu eres inocente. Sabes que a veces los culpables se escuenden a simple vista.- Me dice con un tono siniestro y sonríe.
Luego corre lejos de allí, se sube a un abeto y desaparece. Lo que me dice ese animal durante mi transtono perceptivo me hace pensar. Ya sé donde he de ir a buscar mi inocencia y no es nada legal ni fácil.
CONTINUARÁ...
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El Sueño Del Asesino.
Mystery / ThrillerNuestro protagonista lleva casi diez años en la carcel, por un delito que dice que no cometió. Nos relatará el antes, durante y después de la cárcel. Aún nos quedan por resolver sus misteriosos sueños, por saber quien es ella, que le llevo a la cárc...