Iris blanco: esperanza.

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Estaba organizando una nueva mercancía cuando escucho la campana sonar y decidió girarse para atender.

-Vaya otra vez por aquí ciruela.

-Hola señor Shaw y no es ciruela es sirius es distinto -miro la caja musical que desde hace más de un mes le había echado ojo desde que llego.

Andean solo lo observo un instante antes de volver a lo que estaba haciendo hasta que algo hizo clic en su cerebro

-¿No se supone que deberías estar en la escuela, ciruela? -lo miro como señora juzgona

-Salimos temprano hoy, pensé que Nai le había avisado, le dije que la podía traer pero no quiso y dijo que podía irse sola a casa -cogió la caja musical y miro después a Andean -¿tiene un destornillador?

Andean cuando escucho eso agarro las llaves del auto y salió del mostrador

-ciruela cuida la tienda por mí, si no llego antes de cinco de la tarde ciérrala y deja la llave en la maseta de afuera donde están las margaritas y de recompensa te doy esa caja de música que tanto te enfocas en arreglar - todo eso lo dijo mientras se aseguraba del chico le haya puesto atención.

-Si señor yo me encargo.

-Gracias ciruela.

Andean salió directos hacia su casa y esperaba con toda su fe que lo que creía que estaba pasando no fuera cierto si no todo sería un completo desastre.






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-Oye gatito ¿y tu dueño o dueña? -se acercó a cargar al gatito, el gato la miro y maulló -¿Qué pasa pequeño? -miro hacia la entrada -¿vives por ahí? -y como si el gato le entendiera maulló como en afirmación -bueno no sería malo entrar llevarte a tu casa y salirme del bosque -empezó a caminar hacia la entrada.

La verdad el bosque no se veía tan malo, como muchas veces su padre lo describió, era muy lindo y tranquilo, Nailin siguió un sendero que había y camino cuarenta minutos hasta que vio una cabaña que estaba al frente de una gran roca, se acercó y toco la puerta esperando que si hubiera alguien en esa cabaña, miro al rededor y vio que en una de las vigas de madera había una unas flores blancas que si no estaba mal se llaman iris, al quererse acercar más a ellas para verlas cerradas como estaban , estas se empezaron a abrir y no sabía el por qué, hasta que escucho como la puerta se abrió, y salió una señora no era muy vieja pero tampoco era muy joven, era como de la edad de su padre.

Alba iridiscenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora