33

1K 171 36
                                    

Acostumbrarme a esto sería difícil, cada día que me despertaba y recordaba donde estaba me daban un chingo de ganas de llorar, mi convivencia con Max era extraña, no sabía cómo actuar durante muchos momentos en los que él me mostraba algún tipo de afecto. Estaba intentando mejorar mi actitud para poder evitar malos tratos de Max, solo que no podía, solo quería estar muy lejos de él. 

Desbloquee mi celular para jugar, al menos tenía algo con lo que entretenerme a pesar de que era demasiado limitado, descargue algunos juegos en los que me mantuviera ocupado y dejar de pensar en mi libertad. Max intenta que salgamos ya que mis heridas mejoraron y el y no me mantiene encerrado como anteriormente, solo cuando no les hacía caso a sus reglas, ayer me encerró desde la mañana hasta pasada la tarde por que intento abrazarme y le grite que me dejara de joder. No se lo tomo muy bien, las lesiones en muñecas y tobillos estaban por desaparecer casi no eran notorias, Max se encargaba de cuidarlas por mí. 

Me giré sobre el sillón y seguí concentrado en el juego que trata de tener un restaurante de pasteles, me estresaba un poco el juego, pero era mejor que quedarme sin hacer nada cuando Max no estaba. El alfa seguía trabajando, no pudo tomar vacaciones porque él era el dueño de muchas empresas y colapsaba porque algunos de sus empleados eran incompetentes o eso es lo que escuche mientras hablaba por llamada, además de lo que me contaba Yuki sobre su novio Pierre con una carga de trabajo. 

—Señor Pérez, se le ofrece algo de comer. — Escuche la voz de la beta.

—No... 

—¿Esta seguro Señor? 

Max contrato una chef especialmente para mí, se encargaba de mi alimentación 24/7, el alfa se veía constantemente preocupado con mi alimentación eso le dio pie a contratar a un chef que cuidade de mí y gracias a eso la verdad es que me sentía mejor físicamente. El rubio no me quitaba el ojo de encima cuando se trataba de comer, siempre me esperaba en la mesa hasta que terminara el ultimo bocado.

—Uhmm...una copa con nieve de fresa, por favor. 

—Ahora se lo traigo. 

Quité el juego y fui a mi Instagram, era momento de que subiera una nueva fotografía. Las publicaciones en su mayoría eran de la playa o algún lugar que Max me invito a visitar junto a él, lo demás era comida. No estaba convencido de subir una fotografía de mí mismo al principio, por lo mal cuidada que esta mi piel, pero Max de inmediato contrato a una chica que me hizo un tratamiento para verme mejor. Todas las personas con las que convivía en su mayoría eran mujeres betas y los únicos hombres que había tenían prohibido hasta voltearme a verme. 

La chica regreso con la copa de nieve como la pedí y le di la primera probada disfrutando del helado. Sentí como removieron mi cabello, levanté mi vista y me encontré a Max que estaba utilizando sus lentes de lectura.

 —¿Qué haces? — Sigue caminando hasta que se acercó a mis piernas para levantarlas y sentarse dejando caer mis piernas en sus muslos.

—Nada. — Leia los comentarios en mi reciente publicación en donde me daban lindos lagos por mi aspecto y algunos otros diciendo lo mucho que disfrutaron mi actuación en la película que recién se estrenó.

—¿Que ves en tu celular? — Sus manos fueron a mis piernas dándoles un masaje. —¿Hay algo interesante?

—Estoy viendo mi última publicación. — Max insistiría si mantenía mi actitud fría, gire mi celular mostrándole la foto que subí. 

—¿Ya realizaste tu caminata diaria por la playa? Es un gran día soleado para que aproveches 

Continue viendo mi celular, dándole me gusta a las publicaciones donde me escriben bonitas palabras que llenaban el corazón. 

Sick LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora