02 - Lluvia de estrellas

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Pensar en un regalo para su amigo era muy complicado, podía darle un reloj o algo así, pero el chico posiblemente ya tenía de todo, el dinero no le faltaba en lo absoluto.

— Becky, ayúdameee. —Canturreó la muchacha impaciente.— Ya pensé en todas las opciones, pero nada me convence.

Su amiga solo pudo mirarla incrédula, sabía que Damián aceptaría cualquier cosa viniendo de parte de la ojiverde, no entendía porque se complicaba tanto.

— Anya, ya charlamos sobre esto. —La miró con cansancio.— Dijiste que le harías una tarjeta, porque pensaste que cualquier objeto, ya lo tendría, créeme, la tarjeta está bien.

La pelirrosa hizo un puchero mientras suspiraba, seguiría buscando algo especial, aunque, de todas formas, haría la tarjeta.

[...]

— ¡Mamá!, necesito un consejo, por favor ayúdamee. —Rogaba la menor de la familia Forger, captando la atención de su madre en un segundo.

— Claro, ¿En qué puedo ayudarte, cariño? —Le brindó una sonrisa mientras se sentaban en el sofá para hablar.

— Pronto cumple Damián, y quiero darle algo especial. —Empezó a hablar la chica.— No sé que darle, ¿qué le sueles dar tú a papá en su cumpleaños?

Preguntó sonriente, sabía que su padre siempre era feliz con los regalos que su madre le daba, pero ella nunca sabía con exactitud que eran, salían juntos y al parecer, paseaban, o algo así, porque, al leer sus mentes, decían cosas muy confusas que ella no comprendía.

— B-bueno, y-yo, no recuerdo mucho sobre los regalos. —Rió suavemente de forma nerviosa, la muchachos solo pudo mirarla con duda.— Podríamos pensar en algo, ¿cuánto falta para su cumpleaños?

— Es el próximo fin de semana, queda poco tiempo. —Decidió ignorar la actitud de su madre, pues, otra vez, pensamientos raros corrían por su mente.— Becky sugirió una tarjeta, la haré, pero quiero darle algo más.

La mujer mayor iba a responder, sin embargo, fue interrumpida por el sonido de la puerta dando paso a su esposo, siendo recibido por Bond, amigo canino de la familia. Luego, su esposa e hija le saludaron también, dejando el tema de lado, hasta que llegó la hora de cenar.

Anya decidió contarle a su padre para guiarse mejor, realmente necesitaba la respuesta pronto, quería impresionar a su amigo.

— Tengo una idea. —Habló Loid pensativo.— Ese día será la lluvia de estrellas, puedes llevarlo allí.

En ese momento, los ojos de la pelirrosa brillaron de manera especial, era una excelente idea, agradeció a su padre y fue a llamar a Damián, debía avisarle que se verían ese día en la noche.

[...]

Y, después de tanto, el gran día llegó, la chica terminaba de alistarse mientras su amiga la guiaba.

— Sí, así te ves muy bien, Anya. —Destacó Blackbell, orgullosa.— Ahora ve a darle el mejor regalo a Desmond.

La broma de su amiga la hizo sonrojar de inmediato, así que cubrió su rostro con ambas manos, con nerviosismo.

— ¡B-becky!, no digas eso. —Murmuró mirando a la joven, en eso, el timbre resonó por el apartamento.— Bien, es hora de irme, deséame suerte.

Tomó su bolso guardando la tarjeta que le habia hecho al muchacho, sonrió por un “que te vaya bien” de su amiga y fue a encontrarse con el castaño en la puerta. Lo saludo con timidez y escuchó como los presentes le deseaban un feliz cumpleaños; luego de recibir las felicitaciones, partieron hacia donde Anya había planeado celebrar su cumpleaños.

— ¿Estás preparado para tu sorpresa, verdad? —Rompió el silencio la chica de manera sonriente, él solo devolvió la sonrisa y fueron en auto hasta el sitio acordado.

El lugar era espléndido, un jardín rodeado de rosas blancas, acompañadas de pequeños faroles que le daban un toque mágico al sitio, Anya, había agregado una manta y alimentos, sin olvidar el pastel, era una especie de picnic nocturno, aunque, lo más impactante, era la vista preciosa hacia el cielo.

— Wow, Anya, es precioso, muchas gracias. —Desmond miró a la mencionada sorprendido.

— Me alegra que te guste, pero esta es solo la primera parte. —Sonrió emocionada.— Por ahora comamos algo y hablemos un rato, ¿si?

Los jóvenes estuvieron un rato charlando, recordando viejos momentos y riendo como nunca, para el mayor aquello era muy gratificante, la chica realmente le había dado un gran detalle.

La charla se detuvo en cuanto la ojiverde aviso que debía mirar el cielo y no apartar su vista de allí, entonces, notó lo más hermoso de la noche, una lluvia de estrellas fugaces adornando el gran azul lejano.

— Pide un deseo, Segundo. —Habló en tono bajo la chica y esperó a que el espectáculo terminara para volver a hablar.— Feliz cumpleaños, Damián. —Sonrió extendiendo la tarjeta que había hecho para él.

En ese instante el castaño fijó su mirada en su amiga, observando que ni siquiera las estrellas brillaban tanto como ella, sonrió melancólico y se sorprendió en cuanto la chica le regaló un tierno beso en la mejilla, sonrojando al Desmond.

Fue en ese entonces que él se dió cuenta; al parecer, los deseos sí se cumplen.

Damianya Week 2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora