—¿Tienes un vibrador en tu ano, Jimin? —Asiente frenéticamente, al mismo tiempo que se frota contra mí.
Estoy poniéndome duro como una piedra. No puedo creer que esté en esta situación con el dueño de mis más bajos deseos sexuales. Pero parece que necesita ayuda y no creo que esa ayuda sea que yo me lo folle en el baño de mi consultorio mientras estoy de guardia.
Si mis conclusiones son acertadas. Jimin estaba jugando con el vibrador y el control se rompió de algún modo, pero...
—¿Jimin?
—Mmmnng.
Dios. Si no deja de gemir y frotarse contra mí, me voy a volver loco y nadie quiere a un cirujano loco en un hospital.
—Jimin, ¿por qué no has sacado el vibrador? —Puede ser una pregunta estúpida, pero si pudo meterlo en su lindo culito, tendría que poder sacarlo también.
Lo veo tratando de respirar con normalidad y sale de su escondite en mi cuello para poder hablar.
—Es... es la primera vez que uso juguetes para... para adultos —dice con voz temblorosa—. No leí las instrucciones y... y... mmm~... mis manos son pequeñas—. Levanta su mano izquierda y me la muestra.
Es un momento incomodo, caliente y sugerente, pero sus manos gorditas y sus dedos chiquitos me provocan ternura.
—Creo que lo metí muy profundo y no puedo sacarlo por mí mismo —logra decir la frase sin tartamudear.
Y mi imaginación vuela mientras reproduzco una escena donde Jimin mete sus deditos en su culo y pone el vibrador ahí.
Oh, mierda. Y ahora yo tendré que sacarlo. Porque él obviamente no puede y es por eso que vino aquí en primer lugar.
—Doctor Min. A-ayúdeme, por favor. —Su voz suplicante me tiene al borde del delirio. Esto es una jodida mierda.
He soñado por meses con algo así, pero, aunque lo tenga de este modo no puedo aprovecharme de él y Jimin sólo quiere que retire el juguete de su ano.
Carajo. Mierda. La puta madre.
SU ANO.
Voy a morir después de esto y eso, si no me corro mientras lo toco.
Pero debo ser su doctor y no un pervertido en este momento.
—Trata de levantarte, Jimin. Te pondré en la camilla y voy a retirar el aparato. Te sentirás mejor en un momento, sólo necesito un par de guantes y lubricante para que sea más cómodo para ti. —Le hablo en voz baja, aunque ronca por el deseo que me embarga, pero con el tono más profesional que logro obtener de mí mismo.
Con mucho esfuerzo, consigo ponerme de pie, con Jimin aferrado a mi como un koala. Lo saco del baño y lo recuesto sobre la cama de examinación. Le digo que se quite los pantalones y discretamente me doy la vuelta para buscar en el gabinete mis guantes de látex y un tubo de lubricante.
Gracias al cielo, mí bata blanca cubre el frente de mis pantalones o se notaría a kilómetros la casa de campaña que hay ahí.
Vuelvo a girarme hacia él y casi me trago mi propia lengua. Jimin está en cuatro, sobre la camilla, con su culo expuesto como manjar en bandeja para mí y me pierdo por un segundo en la palpitante y rosada entrada.
Contrólate, Yoongi. —Me repite mi conciencia.
—Mmnng— Vuelve a gemir Jimin y yo parpadeo para no perderme en la lujuria.
Me acerco nuevamente hasta él y sacó los guantes de su empaque estéril para ponérmelos, pero Jimin asoma el rostro sudoroso por sobre su hombro y me dice:
—Ayúdeme doctor Min. Llevo mucho tiempo con esto dentro y no he podido correrme siquiera una maldita vez.
¿Ven ese charquito en el piso?
Es mi cerebro derretido por culpa de Park Jimin. Las bolas me pesan una tonelada a este punto y ¡Santo infierno! Ya perdí la capacidad de pensar como doctor.
—Voy... voy a sacar el vibrador y luego te daré privacidad para que resuelvas tu asunto ¿está bien? —le digo mientras paso saliva.
—¿Por qué no quita el jodido vibrador y luego me folla, doctor?
—Jimin-
—Sé que quiere, doctor. Puedo ver su polla dura bajo los pantalones y la bata, y si le sirve de incentivo, todo esto de los juguetes lo hice sólo porque llevo meses fantaseando con usted.
Allá va la cordura del insigne doctor Min por la ventana.
¡Bon Voyage!
Este mocoso va a ser el causante de mi muerte.
—Jimin, ¿hiciste todo esto a propósito? —Tengo que preguntar. Es increíble que pasara por todo esto sólo para pedirme que lo follara, cuando bien pudo tocar mi puerta y decirlo.
Lo veo incorporarse temblorosamente en la camilla y su polla húmeda me saluda alegremente entre sus piernas.
—Mmmnn... no doctor. Esto... esto fue un desafortunado accidente —dice entre jadeos—. No tenía el valor de acercarme a usted y sólo podía verlo e imaginarlo mientras me masturbaba. —Gime bajito—. Llevo un tiempo deseándolo doctor, teniendo la fantasía de que me folla mientras aún trae la bata puesta y hoy simplemente no puedo más. —Se acomoda de modo que sus piernas están totalmente abiertas y puedo ver nuevamente frente a mí su culo.
—¿Estás seguro de lo que dices?
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Juguetes para adultos |YM| +21
FanfictionEl doctor Min trabaja en las guardias nocturnas del hospital de Daegú. En una de sus tan cansadas jornadas sólo quiere llegar a su escritorio y dormir hasta la eternidad, pero el paciente que lo espera en su consultorio tiene otro plan para él. Un p...