Cuatro

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Jimin empieza a rodar sus caderas sobre mí y puedo ver las estrellas, la luna y toda la maldita vía láctea con cada ondulación de su cintura. Es lento y tentativo, pero está tan estrecho y caliente que no puedo hacer nada más que gruñir al ritmo de sus movimientos y clavar mis dedos en su tierna piel para aferrarme a algo y no perderme en la lujuria.

En sólo minutos está saltando sobre mí, golpeando mis bolas cada vez que cae con fuerza y mi cabello le sirve de ancla a su cordura. Se ve tan brutalmente caliente, saltando, jadeando y agarrándose de donde puede para impulsarse. Puedo ver su esfuerzo por no dejar escapar ningún sonido. Muerde sus labios con fuerza y aprieta los ojos.

No quiero que se contenga.

Lo tomo por la parte posterior del cuello y lo acerco a mi hombro para que descanse su frente. Le susurro al oído y se deja llevar.

—Gime mi nombre, Jimin. No importa si es silencioso. Hazlo para que solamente yo pueda oírte.

—Mmng, Yoongi... Yoongi. Eres tan grande. Me encanta. Fóllame sin piedad. Hazme lo que quieras.

No sé ni como logré equilibrarme con los pantalones a mitad de camino en mis piernas, pero lo he clavado contra la pared y me hundo en él tan fuerte y rápido que el choque de nuestros cuerpos suena como el puto cajón de mi escritorio que no sirve desde hace un tiempo.

—Jimin, Jimin... no sabes cuantos sueños húmedos he tenido contigo estos meses. —Le confieso en el calor del momento—. Eres más de lo que había imaginado. Jodidamente hermoso, sensual y delicioso. No puedo tener suficiente de ti.

—Ahhh, doctor Min. Me tienes, haz lo que quieras conmigo —me ruega bajito y muerde mi hombro. Puedo sentir que está cerca, y yo también.

Lo aprieto más contra mí y aumento velocidad y fuerza a mis embestidas, hasta que lo siento apretarse con más fuerza alrededor de mi polla y morder un Yoongiii contra mi cuello, para sólo dos segundos después vaciarme dentro de él, como si llevara años de no tener un orgasmo. Es demasiado intenso y mientras trato de respirar correctamente siento el cuerpo de Jimin deshacerse laxo en mis brazos. Está casi inconsciente.

—¿Precioso?

—Mmh.

—¿Estás bien? —Asiente débilmente. Ni siquiera tiene fuerzas para hablar. Estaba sensible por el juguete que estuvo dentro de él y luego la follada de su vida con mi polla, es comprensible su estado.

Lo vuelvo a recostar en la camilla y subo mis pantalones hasta sujetarlos nuevamente a mi cintura. Busco algunas toallas de papel y lo limpio antes de vestirlo como su fuera un niño y cubrirlo con una manta. Ha caído totalmente rendido y yo tengo que seguir trabajando.

Tomo una camisa limpia del armario y entro al baño a cambiarme. Antes de salir del consultorio, guardo en mi cajón el vibrador que antes saqué de su lindo culo. Sé que las enfermeras me mirarán raro al salir, pero me importa una mierda.


Juguetes para adultos |YM| +21Donde viven las historias. Descúbrelo ahora