Capítulo 2: Me pertenecen

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**Disclaimer**:Esta historia está inspirada, en parte, en el universo de Harry Potter de J.K. Rowling. Salvo algún que otro personaje de mi invención, todos los ambientes, personajes, argumentos, hechizos y todo lo reconocible pertenece a la autora. Yo solo los tomo, los mezclo y agrego cosas.


**Aclaración**: La siguiente es una historia que habla de sufrimiento y violencia de todo tipo hacia la mujer. Sugiero discreción. Aunque este fanfic está basado en el argumento de una novela turca, el siguiente Dramione tomará su propio rumbo dentro del universo de Harry Potter.


Dato: no me gusta deformar las palabras para mostrar que una persona tiene algún acento en particular, así que no lo haré. Sin embargo, siéntete libre de leer algunos diálogos con marcado acento búlgaro.

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Incarcerous


Capítulo 2: Me pertenecen


En cuanto Malfoy atravesó las rejas que daban al exterior de los terrenos de la mansión, Viktor Krum regresó al interior de la casa, un poco más alegre de lo que había estado momentos antes. Con su nuevo socio alejándose de Hermione, ella podría volver a concentrar su atención en él y en su hija. Incluso, con suerte, ella se mostraría más cariñosa de lo usual para poder compensarlo por el mal rato que le había hecho pasar esa noche, más temprano.

Estaba seguro de que, al regresar a la habitación matrimonial, la encontraría metida en la cama, fingiendo dormir solo para que él la despertara con besos, de la misma manera que hacía cuando eran unos recién casados. Ella podría no estar más bajo los efectos de la amortentia, pero, en su vanidad, Viktor seguía creyendo que Hermione llegaría a amarlo algún día.

Sin embargo, su buen humor y alegría se esfumaron al notar que bajo el edredón solo había algunas almohadas frías tratando de imitar un cuerpo durmiente. Su esposa, la madre de su hija, no estaba en la cama matrimonial ni en ningún otro sitio del cuarto principal. La más profunda ira brotó en su pecho al notar que ella tampoco estaba en el cuarto de baño ni en la habitación de Enya. Su esposa simplemente se había esfumado.

Sus gritos alertaron a los guardias, que corrieron hacia su jefe, y no fue hasta que revisaron por completo la casa que notaron, con sumo terror, que tanto la mujer como la niña habían huido mientras ellos estaban distraídos.

Para dar un aspecto de mansión familiar, Viktor había hecho bajar las salvaguardas y todos los hechizos de restricción habían sido puestos en éxtasis para que Malfoy no sintiera la férrea seguridad mágica con la que mantenía a su esposa e hija cautivas en el hogar. Incluso los guardias habían sido enviados a las cocinas con la intención de que el visitante no se formara la falsa idea de que aquello era una suerte de prisión para Hermione.

Viktor había creído, erróneamente, que había ablandado a su esposa lo suficiente como para que ya no volviera a intentar huir. Sin embargo, ahí estaba, solo junto a los guardias inútiles y sin su familia bajo su vigilancia.

—Señor Krum, las chimeneas no han sido perturbadas.

—Eso ya lo sé, imbécil. Hermione ha tomado un supresor de magia por los últimos cinco años y la niña aún no ha mostrado indicios de magia involuntaria.

—Deben haber huido a pie, jefe.

—¡Traigan mi escoba! ¿Qué rayos hacen que no han salido a volar por los terrenos? ¡Traigan a mi esposa e hija! —dijo a los gritos.

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