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Entré a la escuela y fui directo a mi salón, ahí encontré a Seth viendo hacia la ventana mientras jugaba con su lápiz, carajo se veía tan lindo, al sentarme con el y recibir una de sus perfectas sonrisas. 

-Hola enana, ¿Por qué tan apurada?-

-E-Es que creía que ya había llegado el profesor, Jacob se quedo a ver con Bella y se le olvidó traerme- Dije con algo de molestia ya que no me gustaba la idea de que mi hermano me dejara de lado por ella.

Pov's Seth... 

Me agradaba cuando Emar se trababa al hablar y aunque eso le moleste para mi es algo tierno, la clase empezó pero la notaba algo diferente cada vez que empezaba la semana se notaba muy cambiada, ¿Hará ejercicio o será algún menjurje que vio por ahí?, sea lo que sea le sentaba bien. 

-Ey, ¿Estas bien? Te noto algo distraída y nerviosa- Susurre lo más bajo que pude para que el profesor no nos regañara.

-No es solo que, Sam y su sequito al llegar a la escuela no me despegaban la vista de encima como si esperaban que algo pasara o hiciera algo fuera de lo normal- Creo que también notaron el cambio que a empezado a tener ¿Por que rayos me enoja eso?

-A lo mejor solo le llamó la atención que no venias con Jacob o que venias algo apurada-

-Si, a lo mejor fue eso pero aún así no deja de dar miedo- La verdad a Jack lo veía de una manera un tanto extraña pero en especial a Emar.

-No digas eso, mientras yo este contigo no dejare que te hagan algo y creo que Jacob mataría si te insinuaran unirse a su grupo de idiotas- 

-Señor Clearwater, señorita Black ¿Algo que quieran compartir con la clase? Creo que es mucho más importante que saber del tema que vendrá en el examen- Claro que si, el bien de mi mejor amiga siempre será más importante que un maldito problema de matemático. 

-Lo lamento profesor es que le estaba explicando a mi compañera- Se trago la mentira el profesor y antes de empezar a poner atención a lo que decía el viejito ese Emar me dedico una sonrisa a lo cual correspondí.

Al finalizar las clases fuimos a la Push a pasar el rato, mientras acomodaba nuestras cosas en un tronco Emar corrió a la orilla para cuando termine de acomodar todo fui con ella pero me lleve la sorpresa de que una ola la había revolcado. Antes de ir a ayudarle no pude evitar primero reírme de cómo la ola se la llevo y la regresó.

-Me distraigo un momento y ya andas jugando a hacerle de pez- Dije mientras la levantaba o eso intentaba ya que la risa no me ayudaba mucho.

-Es que soy Ariel ¿No sabias? El mar nada más andaba saludando me- Dijo mientras escupía agua y trataba de caminar bien.

-Claro, pues Ariel ya no te vas a meter sin que alguien te supervise eh- 

-Oye que seas mayor que yo por meses no significa que me trates como niña chiquita- Trataba de parecer amenazante pero conmigo no funciona ya que solo me hace verla cada vez más adorable y linda.

-Si, si, si ya calla enana que sino el coco va a venir por ti en la noche-

-Ay que malo eres, ¿Hay algo que comer?-

-Vaya tienes más apetito que yo últimamente y no se ve que te afecte- Digo reconociendo que había notado sus cambios

-Es solo algo temporal, no creo que vaya a tener tanto apetito siempre es solo el crecimiento supongo- 

Se fue el tiempo volando, nos quedamos a ver el atardecer ya que era algo que hacíamos mucho de niños cuando uno la pasaba mal en el día, llevé  a Emar a su casa para después despedirme de ella a lo cual ella hizo lo mismo con su sonrisa tan cálida que la representaba mucho.

RAMÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora