EL QUEMADO

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Desde las sombras, acecho a mi presa. Mi piel carbonizada se adhiere a los huesos, y la máscara blanca que oculta mi rostro deformado sonríe con malicia. Soy un fantasma en la noche, un recordatorio ardiente de la traición que me llevó a este estado.

El vecindario duerme, ajeno al peligro que se cierne sobre él. Las luces parpadean en las ventanas, y yo me deslizo entre los arbustos, mi corazón bombeando odio y venganza. La causa de mi desfiguración está cerca, y no descansaré hasta que ella sienta el mismo dolor que yo.

La encuentro en una casa modesta, rodeada de risas y amor. Su nueva familia es mi última sorpresa. Mi ex esposa, la mujer que me dejó ardiendo en aquel incendio, ahora tiene un esposo y dos hijos. ¿Cómo pudo olvidar lo que hizo? ¿Cómo pudo seguir adelante mientras yo me convertía en un monstruo?

Observo desde la oscuridad, mi mano aferrada al cuchillo oxidado. La ira me consume, y mi mente se llena de imágenes de fuego y dolor. Ella sale al patio trasero, y su risa flota en el aire. Es hora de que ella sienta mi tormento.

Me acerco sigilosamente, mi máscara ocultando mi rostro calcinado. Ella se gira, y nuestros ojos se encuentran. No hay sorpresa en su mirada, solo reconocimiento. Sabe quién soy, aunque no pueda ver mi piel chamuscada.

"¿Por qué?" le susurro, mi voz ronca y quebrada. "¿Por qué me dejaste morir?"

Ella titubea, pero no responde. No necesita hacerlo. La rabia me impulsa, y el cuchillo se hunde en su carne. Grita, pero nadie la escucha. La sangre brota, y yo sonrío detrás de mi máscara.

"Vivirás en un infierno", le digo mientras la vida se desvanece de sus ojos. "Como yo lo hice."

El vecindario seguirá durmiendo, ajeno al horror que acaba de ocurrir. Pero yo sé la verdad. La venganza no trae paz, solo más oscuridad. Y yo, el asesino quemado, me hundo aún más en la noche, persiguiendo sombras y alimentando mi fuego interno.

Nunca encontraré la redención, pero al menos ella no escapará de su culpa. El infierno en vida que le he dado es mi último regalo, mi última maldición. Y mientras me desvanezco en la oscuridad, sé que mi historia continuará, susurrada en los rincones más oscuros de este vecindario.

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