Provocación

472 82 41
                                    




Mew acababa de descubrir mi fiesta no autorizada en pleno apogeo... Y no estaba contento.

En el escalofriante silencio que siguió a su llegada, Mew acechaba hacia mí como una bestia depredadora.

-Mew, puedo explicarlo...-

-Aquí no.-

Los invitados de otras fraternidades cuchicheaban entre ellos, retrocediendo asustados.

-¡Maldita sea, parece cabreado!- dijo un chico de la fraternidad Kappa Mu

-Me gustan los chicos malos, pero... no este grado de malo. – dijo una chica de Iota

Mew los ignoró. Sus ojos penetrantes brillaban más que las luces de la fiesta... Y también sus afilados caninos.

Aunque estaba claramente furioso, su mirada recorrió mi pecho y abdominales expuestos.

-No vas a arruinar la fiesta cuando me he vestido para la ocasión, ¿verdad?-

Perezosamente, abrí un botón de mi camisa, aspirando un poco cuando la tela de malla áspera raspó mis pezones.

-No... pongas prueba mis límites. Esta noche no. – dijo en tono hambriento y reprimido. Pero la lujuria se encendía en su mirada de todos modos.

-Ven conmigo, Gulf. Ahora. -

-Mew, eres... un poco sexy cuando estás enojado. -

Conmocionado, Mew se detuvo y me atacó, su ira se descarriló momentáneamente por mi declaración incongruente.

-¿Qué?...... No trates de distraerme, Gulf. -

-Parece que está funcionando...-

Parpadeó y luego sacudió la cabeza, con una sonrisa divertida en los labios.

-Eres una amenaza. Ahora, ven.-

Se fue furioso a su salón privado. Respiré hondo y lo seguí, tratando de verme tranquilo y sereno.

Tan pronto como estaba dentro, Mew cerró la puerta y me rodeo enfurecido.

-¿Qué demonios crees que estás haciendo? ¿Sabes cuántas reglas estás rompiendo?-

-Por la expresión de tu cara, supongo que todas. Pero aislar a la manada de los humanos no le hace bien a nadie. Es por eso que...-

-Mantener la manada segura es mi responsabilidad. No tenías derecho a tomar decisiones sin consultarme.-

-Bueno, entonces, ¿qué vas a hacer al respecto?-

Dí un paso desafiante hacia adelante, luego otro, luego otro, hasta que estaba a centímetros de Mew.

-¿Vas a... ¿azotarme?-

-Una nalgada no sería el castigo idóneo para ti. -

-Pero te gusta un poco la idea, ¿no?-

Entré directamente en el espacio de Mew y lo miré a los ojos con una sonrisa.

-¿Me estás diciendo que no estás un poco emocionado ante la perspectiva de castigarme?-

Tomé las manos de Mew y las apoyé en mis caderas, luego las deslicé lentamente hacia mi trasero. Como si fuera solo por instinto, Mew me acercó más, me apretó a su cuerpo, mirándome los labios con los ojos oscurecidos.

-Sé que las reglas son importantes para ti...- Estaba lo suficientemente cerca como para rozar la concha de la oreja de Mew con los dientes. Gruñó cuando susurré...-... Pero, ¿no crees que algunas reglas fueron hechas para romperse? -

Blood Moon MewGulfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora