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Y allí estaba, una joven sádica torturando a un señor por traición, lo más resaltante de la escena eran las manchas rojas carmesí líquidas que abundaban por toda la sala dando un toque bastante asqueroso al ambiente en el que se encontraban ahora.
- cuenta por 8 hasta llegar a 160, si te equivocas, te meteré otro cien pies en la oreja, ¿entiendes? - ordena la pelioscura con una sonrisa amable ocultando su cara psicótica para no dar miedo a pesar de la situación.
- ¡Por favor, déjame salir, ya pedí disculpas, me comí mi propia carne como me pediste!, ¿¡Qué más debo hacer!? - preguntó desesperado el señor que estaba en un mar de lágrimas de desesperación.
- No quiero lamentaciones, quiero que reflexiones.. Dime.. ¿Cómo era el viajero y por qué le dijiste todo lo que estábamos haciendo los fatui, eh? -. Sentenció la más joven agarrando una silla cercana de metal posicionándola delante del secuestrado que estaba herido de gravedad por todos los daños recibidos por la tortura.
- Él.. Era rubio, tenía ropa bastante extraña y llevaba consigo una especie de niña voladora, también dice que busca a su hermana por todo Teyvat.. Eso es todo lo que sé.. -. Lloriqueó el señor intentando sonar claro, su cara de pena le generaba asco a la contraria cuando se arrugaba para llorar.
- ¡No lo sé! Lo único que sé es que ahora está en Liyue.. Y que tiene unos fuertes lazos con la geormada y las 7 estrellas -. Gritó para luego susurrar sin esperanza de que vaya a salir.
- Bien, gracias, ya he acabado, creo que ya puedes irte, no me sirves más.. -. Dijo brevemente la más joven, el señor a reacción se le brillaron los ojos pensando en poder salir de ese infierno, juró que la iba a matar para vengarse.
La joven se levantó de la silla en la que estaba posicionada y se puso detrás del mayor, este con una sonrisa maliciosa esperaba impacientemente para emboscarla cuando lo soltara.
Pero tardaba mucho y él ya se estaba impacientando.
- ¿¡Joder, ya hablé, puedes soltarme de una vez!? Zorra.. -. Susurró el insulto, la chica lo escuchó pero ignoró haciéndose la desapercibida.
