Capítulo 6: Lo que realmente soy

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Los monos se peleaban por tener el primer turno para recibir su comida. Sus monerías y ocurrencias me animaban a reír y a apresurarme a entregarles sus raciones. Luego de alimentar a los monos comencé a caminar por el circo hasta llegar a la gran tienda central. Mientras contemplaba el gran escenario recordé la noche anterior. Esas ovaciones, esas risas y ese olor a bosque intenso.

Desde esta mañana he despertados con sensaciones extrañas. Los olores son más intensos que de costumbre al igual que mis emociones. Puedo ver cosas que antes no veía y a una muy larga distancia. Mi apetito es mucho más grande que de costumbre y mi audición es aún más aguda que la de los demás ¿Qué me está ocurriendo?

Cerré mis ojos y me dejé llevar por los sonidos y olores a mí alrededor. Todo era confuso y revolcado. Hasta que un olor a la distancia llamó por completo mi atención. Un olor a bosque muy intenso venia del oeste del bosque. Me disponía a seguir el olor cuando alguien familiar me detuvo.

- Peregrina, han dejado esto para ti. –dijo abuela María entregándome una cajita muy bien parecida-

- ¿Quién ha sido?

- Un joven muy bien presentado.- dijo algo dudosa-

Abrí la pequeña caja y en ella encontré un hermoso peine en forma de lirio de seis pétalos. A su lado había una pequeña nota dirigida a mí.

"Para alguien muy especial en un día muy hermoso y lleno de alegría. Gracias por tu compañía y espero sea de tu agrado."

"Con mucha estima, Herod"

- Al parecer le gustas a un chico muy atributado- dijo abuela María-

- No abuela, es solo un amigo. –dije sonriendo-

- Bueno, si tú lo dices. Tus padres vendrán para el acto de mañana en la noche.- dijo retirándose-

Entré a mi tienda para probarme el peine. Sujeté mi cabello como lo haría para la próxima noche y encajaba perfectamente con el atuendo.

- Vaya, es lo que faltaba para mi atuendo.

Miré fijamente mi reflejo y vi mis ojos esmeraldinos cobrar una mirada intensa y salvaje. Me aparté bruscamente del espejo y cubrí mis ojos.

- Oh por Dios ¿Qué fue eso?- dije asustada-

- Eso mi niña es lo que realmente eres. –dijo abuela María entrando a la tienda-

- ¿Cómo? Pero yo no... -dije confundida-

- Tranquilízate pequeña. Es algo natural en tu familia.

- ¿Cómo? ¿Qué soy? –dije desesperada-

En ese momento abuela María me explicó el porqué de mis cambios repentinos. Mis sentidos, mis emociones y mi reflejo. Alguien nuevo estaba por nacer. Ese alguien sería la razón de todos mis cambios desde ahora en adelante. Porque pronto seré lo que dicen ser la princesa licana.

- Tus padres te enseñarán todo lo que debes saber para controlar tus instintos. Así que probablemente mañana será tu última actuación en el circo. –dijo Baltazar entrando a la tienda-

- ¿Qué?- dije sin creer lo que decía-

- Es lo mejor para ti.- dijo abuela María-

- Pero... mis amigos, abuela, Baltazar. Yo no quiero irme.- dije estallando en llanto-

- Lo sabemos pequeña. Pero ahora debes entrenarte y convertirte en alguien responsable de sus habilidades.- dijo Baltazar abrazándome- Pero esto no será un adiós. Es un hasta luego y nunca olvides que nuestras puertas estarán siempre abiertas para ti.

PeregrinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora