CAPITULO 4

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A mitad de la noche, Juan se despertó con un dolor punzante en su estómago, haciéndole saber que necesitaba ir al baño para hacer del número dos. Desesperado, empezó a llamar a Azul varias veces desde su cuna, pero no obtuvo respuesta. Sin otra opción y sintiéndose completamente avergonzado, Juan comenzó a hacer del número dos en su pañal. Sentía cómo el pañal se llenaba rápidamente, lo que lo hizo empezar a llorar hasta que finalmente se quedó dormido nuevamente.

Al día siguiente, Juan se despertó sintiendo que alguien lo movía. Vio a Azul cambiándole el pañal y diciendo con una voz dulce: "Buenos días, mí bebé. Parece que alguien se hizo en su pañalito."

Juan, completamente enojado, respondió rápidamente: "¡Yo no quería hacerlo, te llamé varias veces y tú no viniste!", gritó, su voz llena de frustración.

Azul, manteniendo la calma, le puso un chupete en la boca y le dijo firmemente: "No grites." Continuó cambiándole el pañal, asegurándose de que Juan estuviera limpio y cómodo. Luego, se dirigió al armario, lo abrió y sacó un body. Volvió a donde estaba Juan, que a pesar de estar molesto, se veía muy tierno con el pañal y el chupete.

Azul le empezó a poner el body y cuando terminó, le dijo: "Ya está, bebé. Ahora vayamos a desayunar", mientras le estiraba la mano para que la siguiera.

Juan, cruzando los brazos con rebeldía, dijo: "No, ya no quiero", y se quitó el chupete, arrojándolo a algún lugar de la habitación.

Esto hizo enojar a Azul, quien se dio la vuelta, recogió el chupete y le dijo: "No, bebé, las cosas no se arrojan. Veo que hoy te levantaste chinchudo."

El enojo de Juan aumentó al escuchar cómo Azul lo llamaba chinchudo. Salió de la cuna, quedando enfrente de Azul y dijo, mirándola desafiante a los ojos: "¡Yo no soy chinchudo, y me importa un comino el estúpido chupete que tiré!"

Azul, viendo cómo su novio la desafiaba, dejó el chupete en la cuna, se acercó a Juan y le agarró la orejita. Juan rápidamente intentó liberarse, pero Azul le advirtió: "Yo que tú no intentaría nada. Ya es el colmo cómo te estás comportando."

Juan, al escuchar la advertencia de Azul, decidió no hacer nada que pudiera perjudicarlo y trató de aguantar el dolor, no queriendo llorar y darle la victoria a su novia. Sin embargo, no esperaba que Azul lo guiara a una de las esquinas de la habitación y lo pusiera mirando la pared. Azul le soltó la oreja y dijo: "Ahora te quedarás mirando la pared, pensando en lo que hiciste. Volveré en 20 minutos cuando suene mi celular. Hay de ti si te mueves de este lugar. ¿Entendiste?"

Juan asintió, todavía molesto y adolorido de su oreja. Azul lo dejó en la esquina y se dispuso a ordenar la cuna. Puso el chupete en la mesita de luz junto con su teléfono, que tenía el temporizador corriendo. Sin embargo, mientras terminaba de ordenar la cuna, escuchó un leve llanto proveniente de la esquina donde había dejado a Juan. Decidió ignorarlo inicialmente, pensando que Juan necesitaba aprender a comportarse.

Pero entonces, Juan, en medio de un mar de llanto, dijo: "Amor... buaaa... ya no quiero estar aquí... buaaa... lo siento... no volveré a hacerlo", decía mientras se tapaba los ojos llorosos con las manos.

Azul rápidamente se acercó a su novio, lo volteó y le sacó las manos del rostro. Su corazón se ablandó completamente al ver su carita con los ojitos llorosos y el labio tiritando. Lo abrazó amorosamente, acariciándole el pelo y diciéndole palabras de consuelo: "Ya, mi bebé, ya todo pasó. Ya está todo perdonado. No llores, mi bebito bello."

Juan, lentamente, empezó a calmarse. Azul se separó del abrazo y dijo cariñosamente: "Creo que mejor vamos a desayunar. Mi bebé no puede andar con el estómago vacío", decía mientras le tocaba la nariz.

Juan, aún un poco más calmado y emocionado, asintió. Así, ambos se dirigieron a desayunar, dejando atrás el conflicto de la mañana y enfocándose en disfrutar del día juntos.

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Cuidando a Mi Novio como un Pequeño TesoroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora