Capítulo 3. Una flor

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Caminar en incómodo silencio es horrible cuando escuchas los pasos de alguien más detrás de ti, es como una presión en tu cabeza recordando la presencia de alguien con el que se supone debes socializar.

Kenma odia socializar.

Pero más odia parecer un irrespetuoso malagradecido, después de todo le debe la energía a Hinata.

“¿Cuánto tiempo has vivido por aquí?” Inicia Kenma pasando sobre una rama.

“¿Oh?” El chico suelta un sonido emocionado y camina más rápido para igualarlo “¿Es a mí?”

“Somos los únicos aquí” señala Kenma mirando hacia adelante, según las instrucciones tenían que pasar en el bosque al menos tres días, pero si eran hábiles podrían pasarlo en tiempo récord. Kenma ha roto miles de récords de juegos, este es fácil.

“Eso es cierto” se ríe el pelinaranja avergonzado “Um… no llevo mucho tiempo aquí, no podría decir cuántos días exactamente”

“¿Eso quiere decir que no eres de por aquí?”

“Algo así, no tengo idea de donde soy” responde simplemente encogiéndose de hombros.

Kenma asume que quizás el chico es un npc.

“Ya veo” asiente Kenma decidiendo que es suficiente charla para no ser grosero.

“¿Tú de dónde vienes?” Continúa el pelinaranja aprovechándose del momento de confianza.

“No soy de aquí, definitivamente” responde Kenma mirando su túnica “De un lugar en donde no tengo que usar esto” su mirada se dirige a Hinata quien si está usando pantalones “Oye, ¿por qué yo llevo esto?”

“Pues el guía escogió esa ropa para ti” explica el pelinaranja “pero podemos ir a comprarte ropa, tengo dinero ahorrado de mis misiones”

“Oh… gracias”

“No es nada… ¡Oh, mira eso!” el pelinaranja se aleja corriendo hacia una planta rosada brillante “¡Oh por Dios, esto es oro!”

“¿Qué es eso…?” pregunta el teñido acercándose curioso.

“Es la rosa de los recuerdos, se vende muy bien en los barrios de nostalgia” responde Hinata comenzando a circular la flor.

“¿Barrios de Nostalgia?”

“Sí, en ese barrio se venden cosas antiguas para recordarte el pasado, pero esta flor no es un artilugio” Hinata le hace señas para que acerca la mano “Está flor recuerda cosas que ni siquiera tú recuerdas…” Shoyo la toca fascinado “quizás yo no tengo un pasado en este mundo pero es maravilloso que una de estas flores pueda llevarte a momentos hermosos”

“No entiendo el propósito de eso” murmura Kenma “el pasado aunque lo recuerdes hermoso es solamente el pasado, luego te sientes miserable al ver tu presente”

“Bueno quizás tengas razón, pero tu pasado te hace quien eres hoy, a veces es bueno recordad por qué sigues aquí” el pelinaranja sin preguntar toma la mano de Kenma “¿Quieres intentarlo?”

Kenma mira sus manos unidas, algo en ello es… inquietante.

“No esperes ninguna reacción emotiva” advierte Kenma suspirando antes de dejar que Hinata le guíe la mano hasta la flor.

Tan pronto como la punta de sus dedos tocan los pétalos de la flor puede sentir el cosquilleo subiendo desde sus dedos hasta su brazo, la sensación lo hipnotiza observando el centro dorado de la flor y siente que puede ver más allá de eso.

Y se ve a él mismo en algún lugar riéndose.

Extraño. Kenma hace mucho que perdió la capacidad de reírse.

Pero no está solo, hay gente a su alrededor pero ellos están borrosos, siluetas negras. Pero ve a alguien más, la persona que lo está haciendo reír lo está abrazando por la espalda besando su mejilla. El cuerpo es un poco más grande que Kenma quien cierra los ojos riendo y escucha su voz:

“Feliz cumpleaños, gatito”

“Gracias, Sunshine” dice su voz llena de amor y alegría.

El lugar cambia nuevamente y ahora están en otro lugar en la playa, el hombre está de rodillas frente a Kenma con algo entre sus manos.

“Sé que será difícil, pero” el hombre suena nervioso “¿me harías el honor de casarte conmigo?”

“Shoyo…”

La sensación se aleja y Kenma finalmente es retirado del escenario, aquello que creía ver en el centro de la flor ahora no está. Kenma estira su mano involuntariamente esperando llegar más lejos, pero un agarre en su muñeca lo regresa al bosque.

“¿Viste algo?”

La voz…

Kenma se gira sorprendido a su lado. Su pecho duele, la angustia lo llena y sus ojos pican al mirar a la persona frente a él. Es él.

Hinata Shoyo.

“Yo…”

Su garganta se cierra sin saber que decir, ahora entiende por qué sentía tanta culpa al observarlo. Esta versión frente a él era una versión más joven, era exactamente al Hinata de 20 años. Kenma baja la mirada a sus manos unidas .

“No he visto nada interesante”

Duele. Su cuerpo duele. Su pecho duele.

“Vaya, que lastima” dice el pelinaranja decepcionado “Esperaba que sonrieras, siempre llevas ese rostro deprimido…” Hinata escucha sus palabras y nervioso dice: “Oh, pero no es nada malo, sé que los nuevos lugares pueden ser algo abrumador”

Kenma respira hondo ignorando lo que siente alejando sus manos del toque de Hinata.

“Sigamos adelante, no tiene sentido quedarnos pensando en esa estúpida flor”

Kenma no lo espera y sigue avanzando tratando de evitar tener un ataque de pánico, sabía que sus recuerdos estaban borrosos al llegar y no esperaba que se aclarasen rápido. O quizás solo los estaba reprimiendo para evitar la culpa que lo carcome desde su mundo, el sentimiento trascendió hasta este mundo buscándolo para atormentarlo como lo ha hecho.

Camina sin dirección con una mano sobre su cabeza sintiendo que una jaqueca comienza a crecer, puede escuchar al pelinaranja llamándolo pero ahora solo necesita tiempo a solas. Sin embargo, por no mirar su camina topa contra algo duro que lo hace retroceder.

“¡Kenma, aléjate de ahí!”

El rubio eleva su mirada sin poder la horrible figura que se encuentra a centímetros de él. Su cabeza se mueve de un lado a otro, tiene unos grandes cuernos más puntudos que los de un alce, tiene pelo por doquier, ojos rojos mirándolos con interés. La criatura media lo mismo que los gigantes árboles a sus alrededores.

“Comida” la criatura extiende una tétrica sonrisa.

Kenma cree que va perder su primera vida en el juego.

Kenma and The Adventurer || KENHINA ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora