Capítulo 4

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Estaba por terminar la cuarta repetición de pesas en el gimnasio de la prisión, no era el más cómodo pero hacer ejercicio siempre le había parecido una manera de sentirse más relajado.

Sin embargo que apareciera Itachi a su lado justo cuando bajaba la pesa lo desconcertó demasiado. Nadie externo podría entrar a esa área donde los reos andaban sin ninguna clase de seguridad, más que un custodio en la entrada.

— ¡Mierda! — dijo al soltar la pesa y sintiendo como era observado tan fijamente, casi con admiración. — ¿Cómo... carajos entraste aquí Itachi?

Itachi sonrió y se sentó en una de las bancas no sin antes poner una hoja de papel en blanco para no ensuciar la tela del costoso traje que vestía.

—Ah... tu estúpido dinero ¿No? ... ¿Realmente vale la pena que inviertas tanto en esto?

— ¿Te llegó mi regalo Shisui?

—Sí... y no pienso agradecerte por ello, si eso esperas...

—No. Sólo quería saber que habían hecho lo que les pedí para tu comodidad.

— ¿Y también por eso estas aquí dentro?

—Por supuesto me dijeron que era tu tiempo de gimnasio. Así que pague para que lo mantengan así mientras estoy aquí contigo. Sin cadenas... puedes sentirte más relajado y platicarme el resto de tu historia... sabes... ayer comencé a estructurar la defensa, con un poco de ayuda de mi padre.

— Cuanta emoción...— soltó con sarcasmo el mayor volviendo a sus ejercicios. — ¿Eres consiente de que podría destrozar tu cráneo con esta pesa si me haces enojar?

— ¿Sabes de que me percate?... Constantemente dices cosas que podrías hacerme... pero no las haces. Sin embargo tus víctimas nunca tuvieron una advertencia de tu parte. Si quisieras hacerme daño ni siquiera me lo dirías... creo que te agrado.

—Y yo creo que eres un demente por pensar eso... — aseguró para seguir con esas repeticiones levantando la pesa con maestría, haciendo resaltar cada musculo de sus brazos de una manera cautivante.

Itachi suspiró lo más disimuladamente que pudo al sentir que se ahogaba de solo imaginarse entre esos brazos, su temperatura corporal aumentaba con tenerlo cerca.

Shisui dejó la pesa en su lugar y sirviendo agua de aquel garrafón que tenía gracias a Itachi tomo descuidadamente dejando caer unas gotas por las comisuras de sus labios. El menor paso su lengua por sus propios labios instintivamente.

—Eres un pervertido... Itachi Uchiha.

—¿Qué dices? ¡Claro que no!

—Lo eres...— el mayor entregó el vaso de agua a Itachi ofreciéndole un poco, el menor accedió y bebió de aquel vaso de dudosa procedencia, pero que no estaba dispuesto a rechazar de ninguna manera.

—Gracias— dijo después de beber su contenido.

—Entonces... ¿Aún crees que necesitas saber el resto? ¿Realmente piensas que algo de lo que te diga puede cambiar la decisión que se tome en la corte? Itachi...

—Tal vez no los hechos como tal... pero si logro saber el origen de tus decisiones, va a coincidir más con lo que apele durante el juicio y eso hará que funcione. Por lo que me dices sabes actuar y manipular a la gente...

Shisui soltó una ligera sonrisa al escuchar aquello y dejo la pesa en el suelo recargándose en sus brazos para hacer fondos en la banca frente a Itachi.

—Que pueda hacerlo no significa que quiera. Si de cualquier manera el gobernador Doug pagará para que me sacrifiquen con facilidad, no veo para que esforzarme.

CONDENADO (ShiIta) (AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora