Capítulo 3: La Obsesión Del Caos.

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Nasiens y sus hermanos bajaron a las afueras de un pueblo pues a cierta peli-rosa le había agarrado el hambre. Al dejar a Myrtus en el suelo Tioreh y Berther bajaron con cuidado al suelo mientras que Nasiens miro atrás suyo antes de bajar pues sentía que alguien los había estado siguiendo.

—¡Hermana! ¿¡Vas a venir!?—. Dijo Tioreh alzando la voz mirando a la mayor que aún se encontraba volando en el suelo.

—Ah! ¡Si, ya voy!—. Contestó ella. Dió un último vistazo hacia atrás y al no ver nada decidió bajar.

Ordolin estaba escondido entre unas nubes, al asomarse y ver cómo Nasiens (aún solo miraba su espalda por órdenes de Arturo) bajaba al suelo, se fue a ocultar entre los árboles.

—¿Que tanto estabas viendo hermana?—. Dijo Berther mientras que la mayor bajaba al suelo con mucho cuidado.

—No. Nada—. Respondió ella desviando la mirada había otro lado. —Vamos pónganse sus suéteres que debemos de ir al pueblo. Tioreh tiene hambre—. Sonrió ella sacando los suéteres de las mochilas de los mencionados que su hermano Myrtus había dejado en el piso.

—Tengo hambre pero no quiero ponerme un suéter, me incomodan mucho las alas—. Chillo la menor de los hermanos haciendo un pequeño puchero.

—Por primera vez estoy de acuerdo con Tioreh—. Berther se cruzó de brazos con una expresión seria. —Los suéteres aparte de que nos van a dar calor va incomodar mucho nuestras alas—. Cerró los ojos al momento de decir eso pero no dejo de cruzar los brazos.

—¿Es eso o que un loco te caze solo por sus alas?—. Arqueo la ceja Myrtus también cruzándose de brazos.

Rápidamente tomaron de las manos de su hermana Nasiens los suéteres los únicos hermanos de tenían las y se los pusieron y después sus mochilas.

—¡Vamos a comer!—. Exclamó Tioreh llevándose de la mano a Berther y con la otra mano la alzaba apunto directo al pueblo que estaba a algunos pasos de ellos.

Nasiens solo río nerviosa de eso y Myrtus sonrió satisfecho.

—Vamos, Nasiens—. Dijo el humano sonriendolo con cariño a su hermana para poder comenzar a caminar hacia el pueblo.

—Si!—. Asintió ella.

«Blancaflor~». Nasiens se detuvo de inmediato al escuchar ese susurró coqueto y seductor en su oído, podría jurar que hasta sintió los labios de alguien tocando su oreja.

Se dió la vuelta de forma rápida y no vio a nadie, puso su mano derecha pegada a su pecho, mordió su labio inferior y hasta empezó a sudar un poco de los nervios qie estaba sintiendo. Cerró sus ojos lentamente.

••••••••••

'¡Sol es mi único héroe!'. Un recuerdo de ella cuando era pequeña llegó a su mente. En ese recuerdo se encontraba abrazando del pie al mismísimo Rey Arturo.

'Jajaja'. Rio él. '¿No prefieres que yo sea tu Rey?'. La cargó con tanta delicadeza como siempre.

'Uh?, pero tú ya eres un Rey'. Fue lo que dijo con tanta inocencia. Recibió un beso delicado en su frente por parte de Arturo.

'Mi dulce dama, seré un Rey pero todo Rey una Reina necesita'. La miró con mucho cariño, sus palabras la habían dejado confundida.

•••••••••

'Pequeña Dama...'. Nasiens dejó de prestarle atención a Percival y miró disimuladamente a Arturo. 'Serás mi Reina!'. Dijo seriamente.

BLANCAFLOR. [Percival X Nasiens]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora