Día 3

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Aviones militares del Cargo, A1.

Sobrevolando antigua América del Norte.

Hora: 1:09 am.

Los líderes se encontraban en los aviones sobrevolando el antiguó país de Norteamérica, milagrosamente, antes de partir con el traidor de Signoret habían dejado un escuadrón de 10 personas junto a los pilotos de los tres aviones. Ellos no eran traidores... al parecer.

-Si el Área 51 está tomada, me temo que no tendremos esperanza - dijo Dimitri.

-Mientras haya vida, habrá esperanza - citó Julieta.

-Si ellos no nos han seguido es porque no piensan que iremos allá y si nos emboscan pues pelearemos - afirmó Whitman-. No los dejaré salirse con la suya y menos sin dar pelea. Recordemos que ahora no estamos hablando de solo una guerra, estamos hablando de la extinción.

Todos se quedaron en silencio un rato.

-Objetivos en la mira acercándose a toda velocidad por el este - se escuchó la voz del piloto-. 6 minutos para encuentro.

-Es hora - dijo Gretovsky.

Y con eso los 10 soldados más los 3 líderes, se prepararon, se pusieron sus paracaídas y comenzaron a saltar uno por uno hacia el vacío.

-Allá vamos - dijo Julieta al tiempo en que se lanzaba junto con Dimitri y Lucius.

Cayeron y divisaron como un avión parecido al que tenían ellos se acercaba para encontrarse con el suyo, se escucharon los disparos de todo tipo de armas y como uno de los aviones explotaba y otro caía en picada a unos kilómetros de su ubicación.

-Mierda - dijo Whitman.

Abrieron los paracaídas y aterrizaron junto a los soldados que los esperaban.

-¿Dónde estamos? - preguntó uno de los soldados.

-Estamos como a 3 estados del lugar - respondió el que tenía el mapa.

-Démonos prisa - dijo otro y se pusieron en movimiento.

Caminaron por unas tres horas y cada vez su ritmo era más lento. La falta de energía los estaba consumiendo, la sed y el estrés no eran factores menos importantes en esta odisea, pero ninguno podía darse el lujo de esperar más tiempo.

-Señores - dijo uno de los soldados-, tenemos una idea que nos ayudara a ganar muchísimo tiempo.

-¿Cuál? - pregunto Roccini.

-Pues, ve ese camión de ahí - dijo señalando un enorme camión-. Creo que todavía sirve, podríamos usarlo.

-Adelante - afirmó Gretovsky-. Vayamos a revisarlo primero.

Uno de los soldados que era mecánico logró repararlo y con gasolina que encontraron llenaron el tanque y se dispusieron a poner en marcha la máquina. Los líderes descansaban al igual que algunos soldados mientras los otros montaban su turno de guardia.

Hora: 9: 27 am.

-¿Señor Whitman? - preguntó el conductor que estaba junto a Lucius.

-¿Sí, soldado?

-Disculpe la pregunta - se excusó - pero ¿Cuál es el motivo de que creemos un centro nuevo? ¿Por qué no dejamos que las mujeres den a luz a los niños como se hacía antes?

Lucius miró con simpatía al joven, entendía que a la mayoría de los soldados esto les pareciese ilógico.

-¿Cuál es su nombre? - preguntó tranquilo el hombre.

El soldado lo miró por un momento y una pequeña sonrisa se le formó en los labios.

-Jean - respondió este-. Jean Jackson.

-Bueno, es un placer Jean - dijo Lucius-. Te diré ahora la respuesta a tu pregunta. Verás, si tenemos un Centro reforzado pues sería casi imposible que lastimaran a los niños, si es una fortaleza impenetrable, estarán a salvo... pero, si es de la forma antigua... será más fácil matarlos y no solo a ellos, también a las mujeres que serán sus madres - Jean lo miro sorprendido pues no había pensado en ello-, queremos erradicar todo mal posible durante un tiempo mientras hacemos crecer más la población, hasta que ya no sea necesario tener a los bebés de esta forma.

-Nunca había pensado en ello - dijo el joven.

-Y eso es entendible - aseguró Whitman.

De pronto el joven se puso serio y con un grito despertó a todos sus compañeros.

-¡Nos encontraron! ¡TODOS A SUS PUESTOS! - gritó uno de los centinelas.

Todos comenzaron a sacar armas de los bolsos y a tomar puestos tanto dentro como fuera del camión.

Lucius se asomó por la ventana y observó como unos 8 autos se acercaban hacia ellos a toda velocidad. Los autos parecían ser una mezcla entre tanques de guerra, camiones y autos comunes, eran verdaderamente extraños aunque parecían ser así por algún motivo y tanto los líderes, como los soldados temían estar a punto de averiguarlo.

De la nada comenzaron los estallidos. Balas volaban a través de los aires mientras uno de los autos se acercaba a ellos demasiado. Los centinelas lograron darle a los cauchos y lanzaron una daga en fuego haciendo que este se incendiara al caer en el motor.

Otros dos autos, estos un poco más grandes, se posicionaron a ambos lados del camión haciendo que los soldados se dividieran en grupo para cubrirlos. Uno de los camiones chocó al de los líderes e hizo que varios soldados perdieran el equilibrio, pero solo dos cayeron del camión y fueron arrollados por los autos atacantes.

Ahora con 8 soldados, los líderes conducían el camión, pero los atacantes no tardaron mucho tiempo, rodearon el vehículo y espicharon los cauchos de este haciendo que se volcara y girara varias veces. Ningún soldado salió con vida.

Los terroristas, sonrientes se acercaron al camión y lograron sacar a los tres líderes con vida de dentro de este.

-Es increíble que cayeran en la trampa - dijo uno de ellos cargando a Lucius.

-¿Acaso esperabas que no? - pregunto otro de ellos sarcástico mientras metía a Julieta en uno de los autos.

-Con él de nuestro lado, nada podía salir mal - afirmo otro-. Después de todo ¿Quién desconfiaría de uno de ellos?

-¡BASTA DE CHARLA! - dijo el líder de aquel escuadrón-. Hay que llevarlos a la base, pongámonos en marcha.

Todos asintieron y se dirigieron a sus respectivos autos y comenzaron a dirigirse a la base de aquel grupo terrorista. Todos empezaron a conducir hasta llegar al Área 51.

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