Flores

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Sebastian al entrar al cuarto pensó en escaparse por la ventana aprovechando que Randal aún no entraba.

Al acercarse a la ventana escucho como cerraban la puerta detrás suyo, lo cuál hizo que quedará paralizado, en shock, y con miedo.

-¿Quieres salir?-pregunto Randal acercándose a el y jalando la manga del de pecas.

Sebastian no respondió, solo se quedó quieto y giro su cabeza un poco, volteando hacia atrás, justo para encontrarse a Randal a pocos centímetros de su cara y con una sonrisa sospechosa.

-¿Quieres salir?-pregunto de nuevo Randal, con un tono impaciente pero divertido.

Randal al ver el silencio del contrario solo solto una carcajada.

-¿Si verdad?-dijo mirándolo con una sonrisa sarcástica, y al ver cómo el otro no negaba nada lo miro con ojos de compasión -entonces salgamos, mi querida mascota.-dijo feliz y de manera infantil-Luther salió a hacer las compras, así que no creo que nos diga nada.-dijo sonriendo.

Agarro la mano de Sebastian y salieron de la casa.

Sebastian solo se quedó atónito ¿Era su momento de escapar para el? Tal vez, solo si es que Randal no se lo impide, aunque conociendo como era ese lugar, no creía que habria alguna manera.

Salieron de la casa, Sebastián por fin sentía un poco de aire fresco después de mucho tiempo, se sentía libre de cierta manera, hasta que sintió como el de lentes lo jalaba de la muñeca, con un poco de ruedas o fuerza pero a la vez delicadamente, sin intenciones de lastimarlo.

Randal se sentía extraño, casi no salía de su casa, disfrutaba pasar el tiempo dentro jugando con sus muñecas, viendo anime o molestando a Sebastian, pero el ver la expresión y como se puso el de pecas mientras veia la ventana decidicio hacer una pequeña excepción de su día.

Al salir y ver la cara de relajación y calma de Sebastian el de lentes no sabía que pensar, le gustaba ver a Sebastián así, esa cara de calma que tenía de cierta forma la había disfrutado, ya que mayormente siempre que estaba con el sus únicas expresiones eran de miedo, nervios, asco o incluso de tristeza, era la primera vez que Randal veía ese tipo de expresión en el de pecas.

Llegar a una parque del bosque en la cuál había mucha vegetación y flores.

Randal, aunque aferrado a la mano de Sebastian, se sentó en el pasto, haciendo que el otro también lo hiciera.

-Sebastian ¡hazme una corona de flores!-dijo alegre y feliz mirando al de pecas y señalando las flores que había al rededor.

-Pero...no sé cómo hacer una...-dijo nervioso, evitando la mirada del otro que lo ponía nervioso.

-No importanta, entonces recogelas y ponlas en mi cabello.-dijo mirandolo con su habitual mirada de maldad e infantil a su mascota.

Sebastian se levanto con cuidado y agarro unas cuentas flores, las que le quedaron más cerca de ahí, y regreso con Randal. Este mismo lo miro emocionado y feliz al ver la cantidad de flores que traía y su variedad de colores, azul, amarillo, rosas, moradas y rojas.

Rápidamente regreso a dónde estaba el de lentes y empezó a colocarle flores en la cabeza. Randal lo miraba con cariño y de manera infantil, se estaba relajando.

Randal miraba de una manera incomoda a Sebastian, lo cuál causaba que este mismo no parará de temblar al sentir la mirada del de lentes fijamente sobre el.

-¿Que sucede Sebastian?-dije el de lentes de forma juguetona al ver la incomodidad del de pecas

-Nada...-penso unos segundos y suspiro, notabdo aún más la mirada de malicia en el de lentes sobre el-no me mires de esa manera.

-¿Porqué no?...-dijo con un tono de burla mientras agarraba las muñecas de Sebastian de manera algo brusca sin querer, empujándolo hacia atrás y quedando por arriba del de pecas.

Sebastian lo miro sorprendido y nervioso, no eran nervios de vergüenza, o tal vez si, pero muy poco, era mas de miedo.

Randal al notar esto soltó a Sebastian y se alejo un poco de el, viendo cómo el de pecas se sobaba sus muñecas.

-Perdona Sebastian-dijo con vergüenza y algo decepcionado de si mismo, lo que menos quería en ese momento era lastimarlo.

Sebastian solo se quedó callado y suspiro, no era la primera vez que Randal lo lastimaba un poco accidentalmente, cada vez que Randal le pedía antes que jugarán siempre terminaba lastimado de alguna otra manera, así que ya se había acostumbrado.

Escucharon como alguien los llamaba desde lejos, era Luther, el cual los estaba buscando desde que se dió cuenta que ambos no estaban en casa.

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Molestoso  // RansebDonde viven las historias. Descúbrelo ahora