Capítulo 12: Distracción

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Fue otra victoria aplastante para Aless. Ni siquiera tuvo que llegar al segundo round, en el primer round y en el segundo veinte, y Aless ya había noqueado a Jossiel Vlar. La multitud que idolatraba a mi mejor amigo se volvió loco. Y si era sincero, cuando me subió en sus hombros, mi corazón también hizo lo mismo. Sobre todo, cuando Aless de manera sutil tocó mi trasero y dio una leve caricia a mi agujero. Como si me estuviera advirtiendo lo que iba a pasar tan pronto pudiéramos estar a solas. La excitación subió varios niveles. Y lo miré ansioso de tenerlo de nuevo dentro de mí.

Aless me miró con promesas pervertidas. No obstante, fue decepcionante para ambos que no fuera posible tan pronto terminó la celebración, los chicos estaban demasiado ansiosos por celebrar y al mismo tiempo de tener unos días de descanso, antes de que volviéramos a partir en la siguiente ciudad para la última pelea. Así que de mala gana habíamos tenido que aceptar ir al pub.

Pero conocía demasiado bien a mi mejor amigo y sabía que sin importar cuanto le pidieran hacer algo, él siempre hacía lo que quería. Así que no fue extraño cuando despacho a las chicas que sus compañeros de equipo le habían traído para mejorar su humor.

—¿No las quieres? —preguntó Kyle sorprendido—. Pero están sexis, justamente tu tipo—continuó diciendo cuando Aless solo lo quedó mirando enojado—. ¿Qué pasa contigo, boro? ¿Es por tu novia? ¿Te dijo que ya no está en la mesa esa mierda sobre relación abierta? Porque si es así, es una mierda total.

Aless lo miró con una expresión indiferente.

—¿Por qué sigues protestando? Si las quieres, tómalas para ti.

—Claro que lo haré. Es solo que...—Kyle se detuvo sin saber cómo continuar, y miró de forma extraña a Aless—. Estás raro últimamente.

Sus palabras parecieron hacerle gracia a mi mejor amigo.

—¿Raro? ¿Solo por no querer tener sexo con esas chicas? Creo que estás exagerando.

Kyle ahora tenía un ceño fruncido, más profundizado que antes.

—Pero siempre has dicho que es una mierda para ti cuando no te puedes desahogar sexualmente. ¿Qué pasó ahora?

La expresión de Aless no reveló nada de lo que pasaba entre nosotros dos. Y cuando se dio cuenta de que intentaba tomar la cerveza de la mesilla de enfrente para lucir casual y no lucir culpable.

—No pasó nada, Kyle, solo déjalo estar—contestó mi mejor amigo mientras se inclinaba y tomaba mi cerveza, para luego tendérmela. Decidí tomar de mi bebida. No quería que Kyle quisiera hacerme alguna pregunta y tener que delatarnos por completo en el proceso.

—¿Es que acaso ya no se te para?

Me atraganté con mi bebida. Aless empezó a darme golpecitos en la espalda, y me observó con diversión. Desvié la vista. No quería que viera mi rubor. Era una suerte de que el lugar no estuviera demasiado iluminando, iba a ser vergonzoso que Kyle se diera cuenta de todo.

—No es eso—respondió Aless volviendo su atención a Kyle cuando se dio cuenta de que no iba a darle lo que quería.

—¿Entonces?

—Entonces nada, solo metete en tus asuntos y déjame en paz.

Kyle se levantó del sofá totalmente malhumorado y me vio enojado.

—Haz que recapacité, Darío, el entrenador se dará cuenta si está en algo raro—volteó a ver a Aless de manera acusadora—, y si lo descubre, entonces estaré en grandes problemas. Podrían incluso hacer que lo expulsen de los torneos.

La advertencia era innecesaria.

—No tienes que preocuparte por nada, Aless no está en nada raro—aseguré.

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