Capítulo 8: "Error de una sola vez"

200 32 6
                                    


No sabría decir con exactitud cuando empecé a sentir atracción hacia Aless, quizás había sido en ese callejón cuando me había salvado o después...en realidad no lo sabía con certeza. Pero cuando fui consciente de que estaba enamorado de mi mejor amigo supe que era demasiado para retroceder a este sentimiento que había contaminado todo mi sistema. Ni siquiera podía hacer algo por mí mismo que no fuera motivado por las decisiones de Aless, era una relación de dependencia. Me hubiera sentido avergonzado si fuera el único, pero no lo era, Aless también sufría de lo mismo. De ahí venía su condición de estar siempre con él.

Por esa cercanía tan estrecha que teníamos entre ambos, éramos la debilidad del otro. No era sano alentar mi amor correspondido, pero de cierta manera siempre pensé que no iba a pasar nada. Así que me hice a la idea. Me convencí de que podía ser feliz siendo solo querido como un amigo. Ahora que tenía a Aless besándome, supe que me había estado mintiendo todo este tiempo. La fuerza de mi anhelo hizo que fuera incapaz de pensar. Solo me concentré en nuestro pequeño mundo. Uno donde no existía nada, salvo Aless y sus besos. «Dios santo», pensé mientras su lengua se presionaba a la mía, en un baile erótico que me dejaba sin aliento y con el corazón latiendo cada ves de prisa. El beso era desesperado, codicioso. Cómo si Aless no pudiera tener suficiente de mí. Nunca había sido testigo de una tortura tan placentera como la que mi mejor amigo me estaba sometido en ese momento.

El recordatorio de lo que éramos hizo que alejará mi boca de la suya.

—No podemos...—susurré con la voz entrecortada por el deseo.

Aless no me oyó o fingió no hacerlo, ya que volvió a unir nuestras bocas apenas hice el intento de separarme para recuperar un poco de oxígeno.

—Aless...—volví a decir en un susurró jadeante.

—Deja que te tenga, Dar—pidió Aless mientras comenzaba a besar mi cuello mientras sus manos se colaban por debajo de mi pijama.

—Somos amigos—tuve que decir con un gemido cuando sentí el calor de sus manos en mi espalda. Su toque me hizo sufrir un estremecimiento de placer.

—Lo somos—aseguró Aless, sonando ido mientras su mano se arrastraba por todo mi abdomen, como si quisiera dejar marcas tatuadas en mi piel.

Lo peor de todo, es que deseaba que dejará marcas. Quería un recuerdo de esta noche. Quería decirme a mí mismo que no era un sueño, que realmente había pasado. Qué Aless si me había mirado como algo más que amigos. Era una locura. Estaba seguro que iba a doler a la mañana siguiente, pero, aun así, quería sentir a Aless al menos una vez.

—E-eres...—intenté decir, pero tuve que callar cuando Aless me quitó la playera y dejaba cada centímetro de mi piel al descubierto. Aless se dejó caer encima de mí, y el calor de su piel con la mía, hizo que casi terminará en ese instante. Todas las dudas de que el chico que estaba besándome era heterosexual y que por lo tanto no debía de sentir atracción por mí, se quedaron el fondo.

—Te deseo—susurró Aless en mi oído, mordiendo el lóbulo de mi oreja.

Tenía tantas preguntas debido a su afirmación, pero no pude hacer ninguna. Sentía que mi cabeza estaba llena de nada y que simplemente no podía hilar demasiados pensamientos de un tirón, es más, sentía que mi pene había tomado control de todo mi cuerpo. Y no me podía hacer recordar por qué debíamos parar.

Sus besos en mi cuello eran fuego puro.

—Aless...—susurré mientras soltaba un gemido.

—Solo la punta—rogó Aless colocando besos en mi cuello—, o al menos deja que me venga dentro de ti. Lo necesito.

BÉSAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora