Capítulo 6: No salgas. Quédate.

165 32 7
                                    

Pensé que cuando me diera cuenta de que Aless me miraba de forma diferente, de esa forma que tanto quería, iba a ser un movimiento sobre él. Pero no había contado con que Aless fuera quién lo hiciera primero.

La situación que había pasado entre Aless y yo durante la fiesta no había sido algo aleatorio por consecuencia de la furia de mi mejor amigo, al contrario, parecía que él se había dado cuenta con perfección lo que estaba haciendo de principio al frustrante final.

Y quería volver a repetirlo.

Era difícil pensar lo contrario cuando Aless lo indicaba con su comportamiento durante los últimos tres días.

Me encontraba asustado de que estuviera viendo cosas que no estaban ahí. Por lo que me mantuve escapando en cada oportunidad que me quedaba a solas con Aless.

Al principio, Aless había iniciado con algo simple, casual, cómo colocar su brazo alrededor de mis hombros cuando estaba conversando con los chicos al final de cada entrenamiento. Pero conforme los días pasaron, me di cuenta de que mi mejor amigo no se estaba conformando con un simple abrazo sino que en momentos esporádicos terminaba colocando algún beso en alguna parte de mi cuerpo; cómo la ocasión en qué me había estado quitando toda mi ropa para ir a tomar una ducha.

No había sido algo hecho apropósito. Es más, ni siquiera sabía que hubiera alguien más, salvó en el entrenador en su oficina. Así que en ese momento me sentía relajado porqué había creído que el lugar estaba vacío, pero me equivoqué totalmente.

Fue un shock cuándo observé que Aless estaba saliendo de la regadera del fondo de las duchas.

—No sabía que estabas aquí—solo pude decir mientras buscaba retroceder y salir de la habitación con prisa. Pero Aless sin quitarme la vista de encima, me detuvo con un tajante:

—No salgas. Quédate.

Lo hice caso de inmediato. No podía evitarlo. Aún cuando me enojaba muchas ocasiones su tono autoritario, simplemente no había forma de que me pudiera negar a hacer caso a su orden.

Mi mejor amigo empezó acercarse de forma pausa y tan seguro de si mismo que era inquietante lo grande que se veía conforme quitaba la distancia entre ambos.

Retrocedí en inercia, pero la puerta detrás de mí detuvo que pudiera alejarme del chico con mirada sombría.

Apenas pude tomar el pomo de la puerta con mi mano izquierda y la derecha cubriendo mi pene, antes de ver qué Aless se acercó rápidamente.

—No esperaba encontrarte aquí—murmuré con la voz entrecortada.

—Me doy cuenta por tu forma de querer huir de mí—espeto mi mejor amigo sonando enojado y colocando sus palmas en cada lado de mi cuerpo y acercando su rostro al mío—, y no pienses decir que no es cierto, acabo de ver qué pensabas irte cuando te diste cuenta de que estaba aquí. ¿Por qué?

Podía sentir mi corazón enloquecerse por la cercanía de Aless. Su solo olor a limpió me hacía querer salivar. Era todavía insoportable el sentimiento cuando veía las gotas bajando por su cuerpo musculoso.

—¿Por qué, qué?—pregunté en susurros. Intenté con todas mis fuerzas mantener la vista en la mirada dura de mi mejor amigo, una manera de evitar ver algo que no debía de ser vista. Cómo su pene.

Supe que iba a ser imposible cuándo Aless presionó su cuerpo desnudo al mío.

—¿Q-qué estás haciendo?—pregunté con temblor en mi voz por el estremecimiento de placer que me recorrió cuándo me di cuenta de que mi mejor amigo se encontraba duro, y que no había nada que se interpusiera entre nosotros.

BÉSAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora