Capítulo 11: Cena incomoda

117 21 5
                                    


No estaba feliz. Tampoco lo estaba Aless. La chica enfrente de nosotros parecía lo suficiente feliz por lo dos. Era curioso cómo no ver a Tania hacia que todo fuera perfecto, y al estar en su presencia, se sentía como si quisiera esconderme y no volver aparecer. No es como si estuviera haciendo algo malo, ella y Aless tenían el acuerdo de relación abierta. Y, aun así, se sentía todo mal...erróneo. No ayudaba que, por debajo de la mesa, Aless intentó tomar mi pierna a escondidas para tranquilizar mi nerviosismo. Aparté su mano con un manotazo. ¿Acaso no le daba miedo de que Tania nos descubriera? ¿No temía que ella lo terminará por estar con un chico? ¿Daba igual que fuera su mejor amigo y no una chica desconocida? ¿O cambiaba algo? ¿Lo hacía todavía más despreciable?

Mierda, deseaba tanto saber las respuestas. Tomé mi vaso de jugo. Y miré alrededor del restaurante, buscando alguna cosa que me entretuviera de esta conversación incomoda.

—Y bien, suficiente de mí—Tania sonrió y nos miró con curiosidad—. ¿Qué han estado haciendo, chicos? ¿Es demasiado duro el entrenamiento?

Me atraganté con la pregunta. ¿Qué intentaba decir con que había sido demasiado duro el entrenamiento? ¿Ella sabía de nosotros? La miré alarmado.

—Normal—respondió Aless, dando golpecitos en mi espalda y miró con reproche a su novia—. ¿Por qué estás aquí? Pensé que habías dicho que no tenías tiempo ni siquiera para tomar un viaje conmigo. ¿Qué cambió?

—Eh...bueno... ¿supongo que te extrañaba? —respondió Tania, aunque con nerviosismo y sonando a pregunta. ¿Lo extrañaba? ¿Y por qué lo decía como si fuera la única excusa que pudo encontrar para estar aquí? ¿Acaso alguien le había dicho sobre nosotros? Espera, eso no era posible. No había pasado ni veinticuatro horas que Aless estaba conmigo. Así que, ¿Qué razón había para que Tania se encontrará aquí? ¿Es que acaso se había arrepentido de tener una relación abierta y había decidido unirse a la gira?

De pronto, empecé a sentir mucho frío y crucé mis brazos, una forma de mantenerme caliente. Pero era demasiado, el frío no venía del clima, venía de mi interior. Era mi corazón rompiéndose. ¿Por qué todo había terminado tan de repente? No había estado preparado.

—¿Tienes frío? —preguntó Aless, pero no me dio tiempo de responder, se quitó su sudadera y me la colocó encima. Solo cuando estuvo satisfecho en mantenerme abrigado, volteó a ver a su novia mientras mantenía un brazo a mi alrededor—. No puedes quedarte con nosotros. El entrenador va a enojarse si te ve alrededor.

Era cierto lo que decía Aless. ¿Pero era la única razón de no quererla con él? ¿O era por mí? ¿Acaso estaba buscando la manera de que no fuera tan dolorosa la separación? Dios, que complicado era todo esto.

—No te preocupes, solo estaba pasando a verte, quería ver qué tan espectacular era mi novio—Tania mostró una sonrisa ardiente, y se echó a reír cuando Aless la miró fijamente, no creyendo sus excusas—. Bien, me has atrapado. La verdad es que un amigo me invitó a una acampada y me dije, ¿Por qué no? Además, pensé que ya que estaba alrededor podía venir a saludar y ya. No quería parecer una mala novia. Eso es todo.

¿Había venido a una acampada? ¿A mitad de curso? Aless tenía permiso para faltar ya que representaba a la universidad en el campeonato. ¿Pero Tania? Aquí había algo más, ¿no? ¿O es que era el único que veía algo raro? Miré a mi mejor amigo.

Aless no parecía preocupado. Solo observó a Tania como si quisiera despedirla de inmediato.

—Espero que uses repelente—aconsejó Aless, serio—. Tu piel es muy sensible a los insectos.

—Eso haré—Tania sonrió. Cómo si Aless hubiera dicho la cosa más graciosa.

Nunca había puesto atención al intercambio de este noviazgo, estaba demasiado ocupado de no mostrar mis celos. Pero ahora me daba cuenta que la interacción entre ambos era extraña. ¿O era solo yo intentando tener esperanza y no sentir nada de culpa al respecto por lo que estaba haciendo con Aless? Dios. Y lo peor de todo es que lo único que quería hacer en ese momento, era tomar la mano de Aless y llevarlo lejos de Tania. Ir a un lugar privado y poder besarlo con desesperación. Decirles a todos que este hombre solo me pertenecía a mí. Era un pensamiento idiota. No tenía derecho. A Aless tampoco le iba a gustar. Él nunca había sido fan de las muestras de afecto. Pero aun así quería hacerlo.

BÉSAMEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora