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Los siguientes días pasaron en un abrir y cerrar de ojos, Satoru y Akemi pasaron entre tres y cuatro días en el hospital para recuperarse,en ese tiempo, Jae y Aera cuidaron de Megumi y Tsumiki, mientras que Yuki les echaba una mano y pasaba por el hospital para hacerle compañía a Satoru,gracias a su charla de hace unos días, el omega se sintió un poco más aliviado, se alegraba de que alguien más, alguien que supiera cómo era el mundo de la hechicería, estuviera ayudándolo, y Yuki ayudó mucho.Como los niños tenían que ir a la escuela (a pesar de que Megumi no quería dejar solos a Satoru y Akemi), tanto Megumi como Tsumiki todavía tenían sus lecciones de defensa personal por la tarde,pero como Yuki se haría cargo, Satoru los sacó y permitió que la alfa rubia comenzara su entrenamiento, Megumi todavía desconfiaba de Yuki, pero confiaba en el juicio de Satoru y seguía todas las instrucciones de Yuki,su principal motivación era que quería hacerse más fuerte para proteger a su familia.
Satoru grito intername cuando Megumi le dijo eso,¡Su pequeño erizo de mar era tan lindo!
A Tsumiki, por otro lado, pareció gustarle Yuki e incluso comenzó a llamarla tía,se dio cuenta de que Yuki también se estaba encariñando con la pequeña omega, ya que ella inmediatamente cede a los caprichos de Tsumiki,ya que mayoría de las veces, Yuki llegaba al hospital con diferentes peinados, cortesía de su angelita.
Jae se parecía más a Megumi, todavía no confiaba en la alfa, especialmente cuando Yuki no reveló más información sobre cómo encontró a Satoru,sin embargo, desde que vio que Satoru le confiaba a ella los niños (algo que había dudado en hacer con la beta cuando se conocieron), la beta lo dejó así, pero los mantuvo vigilados, Aera era más reservada y aunque no lo mostraba ni lo decía, estaba claro que todavía estaba tratando de ver si Yuki era digna de confianza.
Ayudó que Yuki también viviera en el mismo edificio de apartamentos, incluso si su apartamento estaba en el sexto piso y el de él en el quinto, no era una caminata larga,sus hijos caminaban hasta su departamento cuando Jae y Aera no estaban disponibles, haciéndolos sentir aún más aliviados porque tenían a alguien más que los cuidara.
Yuki se mantuvo en contacto con su mamá y, a pesar de que Satoru había pedido hablar con ella, su mamá dijo que sería mejor esperar, Satoru estaba un poco decepcionado pero entendió por qué, ella podría ser la nueva jefa del clan Gojo, y debido a eso, tenía múltiples ojos puestos en ella,necesitaba mantener su fachada de madre preocupada para engañar a la gente.
Cantando suavemente una canción de cuna, el omega terminó de cambiar la ropa de Akemi,su bebé estaba arrullando, sus ojos amatista miraban a Satoru con asombro infantil,el sonríe y acaricia su suave y regordeta mejilla,tomando la bolsa de bebé que Jae y Aera prepararon de antemano, sacó un conjunto de color lavanda que tenía pequeñas ballenas decorándola en el frente,cambió a Akemi, asegurándose de abotonar la parte inferior correctamente, luego colocó dos pequeños guantes de bebé sobre las manitas de Akemi.
Aera le había dicho que los bebés tendían a tener uñas afiladas y que para que no se tiraran del pelo por accidente ni se rascaran, era mejor usar guantes para bebés, Akemi se retuerce y hace una mueca mientras Satoru aprieta los guantes. "Lo sé, lo sé, no te gustan, pero no quiero que accidentalmente te jales el cabello, bebé".
Riendo, Satoru terminó de cambiar a su hijo,colocando un gran beso húmedo en la mejilla de Akemi, el omega empaca lo que queda (una enfermera le había dado pañales adicionales y toallas sanitarias para llevar a casa) en la bolsa del bebé, asegurándose de que no quedara nada atrás, agarró el portabebés que Yuki (bendita sea) le había comprado como regalo,recordando la pequeña lección sobre cómo atarlo de un video de YouTube que vio ayer, Satoru rápidamente se lo ata antes de agarrar a Akemi y colocarlo en el soporte.
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•∘˙✿❀ Our Blue Lives On ❀✿˙∘• (nuestro azul sigue vivo) °•▪*Omegaverse*▪•°
Fanfiction*•°Si alguien le hubiera dicho a Satoru que sería padre soltero a los diecinueve años, probablemente se habría reído en su cara. Si alguien le hubiera dicho que Suguru, su único, su compañero y alfa, lo dejaría por un sueño desesperado, los habría g...