03. 𝑾𝒂𝒏𝒏𝒂 𝒌𝒏𝒐𝒘 𝒚𝒐𝒖

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𝐌𝐚𝐲𝐨 𝐝𝐞 𝟐𝟎𝟏𝟒

𝐑𝐨𝐧𝐝𝐚 𝟐: 𝐇𝐨𝐜𝐤𝐞𝐧𝐡𝐞𝐢𝐦

   Volver se siente muy bien, ni siquiera se sintieron como catorce días enteros. Tengo muchas esperanzas puestas en mí misma, y tengo una buena sensación de que Hockenheim es mi fin de semana.

   Llego al cuarto, y al parecer soy la primera en hacerlo. Tener que "mudarnos" cada semana es sumamente exhaustivo, así que el sentimiento de por fin llegar y dejar mis cosas en un sitio nuevo, es bastante gratificante. Escogí la litera junto a la ventana, y me di cuenta de que esta habitación es considerablemente más grande que la anterior. Tenemos una mesa pequeña para cenar, y hay un pequeño guardarropas para cada uno.

— Vaya, qué temprano que llegas.

— ¡Joder, Gus! Vas a matarme del susto —su voz me trae de nuevo a la realidad, y me giro hacia él para saludarlo—. ¿Cómo estuvieron tus mini vacaciones?

— Genial, las aproveché como nunca. ¡Oh! La semana pasada fue mi aniversario con mi chica, fui de sorpresa a su ciudad y organicé algo super bonito.

— ¡Aw, qué tierno! ¿Cuántos años llevan juntos?

— Es primero de muchos, eso espero —guiña su ojo.

   Ambos nos ponemos a ordenar nuestras cosas en su lugar, un tanto ensimismados en lo nuestro, y aún sigo pensando en Max. Debería darle menos importancia, ocupa más espacio en mis pensamientos del que debería. Me pregunto si yo también seré un tópico recurrente en la suya. Sea como sea, mientras no me distraiga de mis objetivos, no tengo por qué preocuparme.

— ¡Buenas tardes!

— ¡Max! ¿Qué tal?

— ¡Hola, Max! ¿Recién llegas?

— Sí, se me hizo algo tarde, a penas alcancé a desayunar —dice sentándose en su cama, abriendo una barra de cereal.

— Qué bueno que llegas, ¿como estuvo tu semana libre? Justo hablábamos de eso con Sasha antes de que llegaras.

— Uhm... descansé —titubea sin confianza—. Y dormí, dormí como nunca. Lo necesitaba muchísimo.

   Mientras lo oía hablar, noté que tenía algunos pequeños rasguños y moratones en sus codos y rodillas. No pude evitar hacérselo notar.

— ¿Acaso boxeas mientras duermes o algo? —pregunto en broma, señalándole los mismos.

— ¡No! Obvio que no solo dormí... me gusta el fútbol americano, y estuve jugando con mi padre. El césped no estaba muy bueno, me resbalé muchas veces, pero fue divertido.

   Buah, qué deporte más sin sentido. En fin.

   En lo que fue restando del día, comencé mi preparación para el día siguiente. Me reuní con los ingenieros de mi box, y estuvimos repasando mucha telemetría hasta entrada la noche. Ya estaba cansada, con el cerebro quemado, así que decidí caminar un poco antes de volver a mi cuarto. Tantos datos, tanta atención que hay que poner, a veces me supera. Entiendo que son necesarios para mejorar y tal, pero mi parte favorita es meterme en el coche y correr.

𝑬𝑪𝑯𝑶𝑬𝑺 - 𝑴𝒂𝒙 𝑽𝒆𝒓𝒔𝒕𝒂𝒑𝒑𝒆𝒏Donde viven las historias. Descúbrelo ahora