La noche de esa vez fue eterna, y así fue para Lee Anton, él sería eterno.
Park Wonbin solo era uno más de sus juguetes que pronto haría las cosas cada vez más divertidas.
☆
¿Pero qué pasará una vez que la desalmada persona sea corrompida por el amo...
Pasaron dos días acurrucados, Wonbin se había enfermado debido estar tomando algo tan frío como lo era el alcohol en noches heladas. Anochecía más lento, el cielo era casi blanquecino por la pronta nevazón, se trataba del invierno, se estaba acercando.
Anton compró verduras para cocinarle una rica sopa calentita a Park quien empezó lentamente a subir de peso, sus costillas aún se notaban pero no eran tan preocupantes como antes.
Botellas con licor dentro no fueron tocadas luego del traumatizante momento que sucedió esa noche con Sungchan, el profesor.
- ¿Necesitas algo más? - Anton le entregó un plato hondo con la sopa preparada junto un jugo de frutilla a un lado. Le hacía mimos en la cabeza, dándole por último un besito en la frente.
- No, solo tenerte a mi lado es lo que deseo.
Así estuvieron, Chanyoung se acostó a su lado haciéndole cariñito en su estómago, veían un show de televisión humorístico. Wonbin se reía y le provocaba una agresión de ternura al vampiro.
- Sobre él...
- No lo sé, no creo querer hablar sobre Jung Sungchan.
- Pero él te hizo daño, necesito poder...Defenderte. Si hacerle daño es lo que te preocupa y alertar a otros, por favor dime lo que debería de hacer por ti.
Pensó en silencio su respuesta, dejando su plato en el mesón a su izquierda, se acomodó una vez más para contestarle.
- Hazlo entonces. No quiero recordar esa calle, esa casa. Solo búscalo por tu propia cuenta. - Se acercó y respiraron pegados frente a frente - Hazlo y de la peor forma posible, haz que sufra horriblemente y de manera lenta.
Anton le sonrió y esperó por esa noche a que tenga dulces sueños.
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Recorrió por toda la ciudad y reconoció un olor apestoso, como el sabor que tenía su boca al comer un cadáver de animal muerto. Llegó a una casa grande en lujosas calles. Derribó la puerta, sabía que estaba ahí.
- Sal, idiota. No eres muy discreto con el aroma tan desagradable que dejas. Puede que otros no lo puedan oler como yo, pero para mi...Fue demasiado fácil encontrarte.
Prendió la luz y no había nadie en casa, pasó por cada habitación incluyendo el segundo piso y no estaba él. Tenía ese fuerte olor pero no estaba en su propia casa. "Si no está aca, ¿entonces dónde carajo está?"
Algo malo sintió en su interior, como si supiera donde se encontraba pero no, no lo sabía. Trataba de pensar y lo primero que le vino a la mente, fue Wonbin.
Voló rápidamente hasta el departamento de Park, aterrizó en la ventana de la sala de estar. Gritó su nombre pero no respondía, no lo encontró ni en la habitación, ni en el baño. Se puso nervioso ante la situación tan desesperante, no quería imaginarselo siendo dañado, lastimado por alguien como Sungchan lo volvería loco. Una vez más subió al cielo, trato de seguir el aroma de Wonbin, él podía distinguirlo entre mucha gente, pero se mezclaba con el olor a muerto, pútrido y desagradable, como si tuviera sangre vieja dentro de su nariz.
