Ya estaba un poco aburrida y miré el reloj, eran la 1 de la mañana. Me levanté del sofá para ir a buscar a mi hermana e irnos. Giré la cabeza hacia un lado y noté que ella estaba ebria, y Jey se la llevaba por unas escaleras que llevaban al segundo piso, algo realmente extraño.
Decidí seguirlos, pero los perdí entre la multitud. Logré subir las escaleras y no los encontré. Vi cómo Jey bajaba por unas escaleras que conducían a la cocina, lo seguí y lo perdí nuevamente. Luego continué por una puerta que llevaba a la salida por detrás, a un callejón oscuro donde él aún la llevaba y la montó en una camioneta negra. Intenté correr, pero alguien me atrapó y tapó mi boca con un pañuelo.
Pude ver su rostro, pero se veía borroso. Llevaba trenzas.
— Estás perdida, princesa —dijo ese hombre con voz gruesa y tono frío.
Y luego quedé completamente desmayada.
